Bugøynes es una pequeña localidad pesquera en la Laponia noruega, en la costa del océano Ártico, a orillas del fiordo de Varanger y muy cerca del mar de Barents y la bahía rusa de Murmansk.
Pero, lo curioso de este pueblo es su cementerio. Frente a la iglesia, en un terreno en medio de la población, una parte del área memorial fúnebre tiene la particularidad de estar declarado oficialmente como espacio natural protegido.
Ubicado sobre una antigua duna, el cementerio alberga una población de una rara especie de la flora ártica: conocida en inglés como Escalera Boreal de Jacob (Polemonium boreale). Se trata de una planta muy escasa en la parte continental del país, por lo que os difuntos de Bugøynes pues descansan en una mini reserva natural de flora ártica.
Muchos pueblos costeros han situado sus cementerios con vistas al mar cuando es posible. Algunos de ellos, incluso disponen de características monumentales; pero no es objeto este artículo de señalar cementerios marinos pintorescos.
Aquí queremos viajar a los confines del norte de Europa, frente a las costas del océano Ártico en Noruega, en una zona limítrofe entre Finlandia y Rusia. Bugøynes, con algo más de doscientos habitantes, ahora es conocida por la pesca y comercialización del cangrejo rojo real.
El pueblo, con una fuerte presencia de inmigración finlandesa, fue durante mucho tiempo el único lugar en la región del fiordo de Varanger donde se usaban redes para pescar bacalao, carbonero y salmón.
La curiosidad de esta población es su cementerio situado casi a orillas de la playa sobre un terreno arenoso. En este espacio fúnebre se detectó a finales del siglo XIX una especie de planta ártica, denominada Escalera Boreal de Jacob (Polemonium boreale). Es una planta poco común en la región y ello propició que las autoridades noruegas declararan el camposanto como reserva natural.
Hace unos años esta planta fue declarada en peligro crítico (CR) en Noruega debido a su escasa población, a la vulnerabilidad de su hábitat y la posible contaminación genética con otras dos especies similares. La particular historia de este cementerio y su flor ártica protegida constituye una singularidad tanto en el ámbito de la protección de la naturaleza como en el del mundo funerario.
La parte oriental del cementerio de Bugøynes, unas 2,3 hectáreas, están declaradas como Área de Protección Vegetal (Bugøynes plantelivsfredning) es el único hábitat conocido en Escandinavia de la mencionada y rara florecilla ártica Escalera Boreal de Jacob (Polemonium boreale).
La flor ártica Polemonium boreale fue descubierta en los alrededores de la duna donde se ubica el cementerio en 1868 y fue declarada como zona protegida en 1919 y ratificada en abril de 1976. Sin duda es una de las áreas protegidas de menor superficie del planeta.
La plantita de distribución boreal que se protege en Bugøynes pertenece a una familia que tiene dos especies más que viven en aquella bioregión, pero que son más comunes. Se trata de la especie conocida como Escalera común Jacob (Polemonium coeruleum) y Escalera alta de Jacob (Polemonium acutiflorum).
Estas dos especies son más grandes que la Escalera de Jacob Boreal protegida y muy empleadas en los jardines del norte de Noruega. La protección de la zona para conservar esta especie, la Polemonium boreale, tiene que ver también con la amenaza de hibridación con sus parientas (estudio del plan de gestión de la especie, en lengua noruega).
De momento se ha observado que los híbridos que se encuentran dentro del cementerio, por el momento no parece que afecten a la pureza de Polemonium boreale, que sin duda, es la principal amenaza para la conservación de esta especie.
En la ficha del cementerio se advierte al visitante de que respete las normas para proteger las plantas de la Escalera de Boreal Jacob. Las caminatas, la fotografía y otras actividades deben ser hechas con la máxima precaución y, por supuesto, se impide su recolección, destrucción o plantarla en las tumbas.
El pueblo de Bugøynes estuvo a punto de desaparecer por falta de opciones de trabajo. Sin embargo, hace unas décadas vio renacer su prosperidad gracias a la llegada a sus costas del cangrejo real rojo conocido también como centollo de Alaska o cangrejo ártico (Paralithodes camtschaticus).
Este cangrejo de enorme tamaño, típico del mar de Bering y que constituye una de las claves de la economía de la región ártica, tanto para la península de Kamchakta como de la zona de Alaska, fue introducido por los rusos en los años sesenta en la bahía de Murmansk. Poco a poco fue extendiéndose hasta llegar a la cota noruega.
A finales del siglo XX, y como especie "invasora" llegó a la zona de la costa donde se ubica la localidad pesquera noruega de Bugøynes. Gracias a una promoción económica de uno de sus habitantes empezaron a comercializarlo por Europa aportando bien pronto prosperidad al pueblo.
Sin embargo, las autoridades noruegas intentan controlar que no se extienda su área de distribución, dado que este enorme crustáceo supone una amenaza para otros recursos pesqueros del Ártico como el bacalao, entre otras especies.