La música en el funeral nos conecta con ese todo del que formamos parte. Por eso la vibración musical sea desde un instrumento construido o del instrumento biológico que es la voz puede ser una medicina y ayudar al duelo.

La musicoterapia como herramienta que emplea la música para contribuir al bienestar de la persona no sólo psíquico sino también fisiológico puede ser una medicina complementaria en el proceso de morir o en el duelo.

La música y los cantos son parte esencial en muchos ritos funerarios en todo el planeta. De hecho cantar para otros es como regalar besos del alma dicen algunos.

En el duelo, la música o el canto, las canciones, nos evocan los recuerdos vividos y nos sitúa frente a la posibilidad de despedirnos de una forma más íntima.

La música es la expresión de la pulsación primigenia del Universo, una vibración que suena y se escucha por toda la naturaleza. En el canto de los pájaros, de las ballenas, de las ranas  o de los grillos, en el susurro de las hojas al viento, podemos descubrir esta vibración universal que nos acompaña en nuestra existencia.

La música es una vivencia no verbal que traspasa las fronteras de la mente.

En el latido de nuestro corazón o en la respiración podemos reconocer también esta musicalidad interna que tenemos los humanos más allá de la que podemos gozar con el oído o el tacto. 

La música  nos conecta con ese todo del que formamos parte; esta es la razón por la que la vibración musical puede ser un medicina.

La música en el sepelio

El musicólogo Dr. Stephen Halpern, afirma que todo el cuerpo humano es un receptor de vibraciones de sonido y que en realidad nuestros oídos no son el único órgano sensible a las vibraciones del sonido.

De ahí que la selección de las piezas musicales en un sepelio es más importante que la atención que le prestan habitualmente las empresas funerarias. La selección musical, a parte de los gustos del fallecido o la familia, puede ser una terapia.

En el rito funerario se han establecido unos estándares musicales que no siempre atienden de una forma holística este gran poder sanador que tiene la música.

Frente al silencio ensordecedor de la pena, la música llena su vacío. Es decir, cuando estamos profundamente inmersos en el dolor y no podemos encontrar las palabras para expresarlo, la música habla por nosotros.

Escuchar colectivamente las canciones que eran las favoritas del difunto, ayuda a recordar el espíritu de la persona simbolizada en la pieza musical que amaba y escuchamos.

Sin embargo hay canciones y piezas musicales que no conocemos que pueden provocar emociones sorprendentes. Ahí los musicólogos pueden hacernos aportaciones.

Los expertos señalan canciones que son particularmente efectivas para alentar el duelo ya sea por las palabras que contienen o por la melodía de la misma.


La vibración de las emociones

La música tiene el poder para afectar la forma en que se sienten las emociones y contribuir a rebajar  el dolor colectivo.

No hay un solo tipo de música que cumpla con esta finalidad de facilitar los momentos de tránsito que acompaña un ritual funerario.

No hay tampoco una pauta de cómo utilizar la música en un sepelio, aunque la clave a menudo está en la perspectiva de la familia y los participantes.

Por tanto, podríamos escoger desde himnos hasta música clásica, pasando por melodías tradicionales y canciones o baladas modernas.

Algunos funerales cuentan con músicos en vivo y sin duda estos aportan una componente importante, pero también es cierto que la música grabada permite una información vibratoria mucho más emotiva.  En otros casos se invita a cantar a los participantes.

Sea cual sea la opción, sería aconsejable de contar con el asesoramiento de un musicoterapeuta en la organización de todos los sepelios, a menos que el difunto haya diseñado su ceremonia a partir de sus gustos musicales.

La música en la terapia del duelo

La musicoterapia toma su importancia dado que las emociones tienen más relación con la música que con las palabras. Las emociones comparten características globales, continuas y sintéticas más ligadas al procesamiento del hemisferio derecho que al izquierdo, al igual que la música.

Es por este motivo que las vibraciones musicales y emotivas tienen una relación más íntima. La música facilita que emociones profundas afloren.

La musicoterapia es una herramienta muy poderosa para trabajar los aspectos relacionados con la emocionalidad del duelo, ya sea desde el propio momento del fallecimiento de un ser querido como posteriormente.

La música es un recurso que conecta directamente lo invisible de nuestra conciencia. Cómo explican los expertos, la música es una vibración que se conecta a lo largo de toda nuestra existencia como el perro lazarillo que guía a un ciego.

La música nos acompaña en muchos de nuestros recuerdos vitales. Por eso cuando hay una pérdida, la primera etapa de negación o no aceptación de lo sucedido, entorpece la evolución del proceso.

La música es la llave que abre la cerradura y una buena forma de despegarse de esta etapa en la que lo emocional nos encarcela es aceptar lo que ha sucedido.

Con el vaivén emocional de la rabia y la pena, la música es una buena compañera para ayudar a cerrar el círculo.

La musicoterapia

La musicoterapia aporta herramientas para que podamos por ejemplo reconstruir la biografía de la persona desaparecida a través de las canciones que apreciaba.

En las melodías, en las letras de determinadas canciones van impresos como subtítulos muchos sentimientos básicos de la persona.

Todo ello ayuda al doliente a tomar una visión más emotiva del ser querido que ha perdido y por tanto sacarlo de la dimensión puramente mental, la cual es la que se interpone en el proceso del duelo.

Un ejercicio sencillo puede ser recopilar la selección de canciones de la persona fallecida. Entonces bastará escucharlas para realizar un recorrido emocional por la vida del fallecido/a.

Gracias a una buena selección musical los familiares, amigos, etc. pueden encontrar un sentido más íntimo y abrirse a una visión de la vida desde otra perspectiva.

Además las letras de las canciones permiten adentrarnos a aspectos emocionales poco accesibles sin la ayuda de este recurso.

Precisamente, es esta perspectiva la que permite al paciente cuestionarse de manera natural ciertos aspectos de la vida del fallecido/a.

Abrirse al duelo desde el sentir, es clave para valorar las fortalezas y debilidades de la personalidad. Desde esta apertura se puede comprender el estilo de vida y aquello que le dio sentido.

Cuidados paliativos con música

Otra de las aplicaciones de la musicoterapia es en pacientes que se encuentran en fase terminal (un estadio que es asimilable a un duelo).

En esta etapa la música contribuye a mejorar la eficacia de los cuidados paliativos, a la vez que incrementa el grado de bienestar del paciente, reduce su ansiedad y la depresión y hace disminuir la sintomatología que padecen.

La musicoterapia se reconoce como una disciplina que requiere de una importante formación y que su aplicación exige de una buena dosis de empatía y psicología.

Los cuidados paliativos con la musicoterapia no solo contribuye al bienestar de los pacientes y a darles herramientas de comunicación, sino que tiene una clara vocación docente y de investigación.

Las posibilidades que tienen la musicoterapia son inmensas, especialmente en áreas como la oncología médica, el dolor y la neonatología, entre otras opciones. La importancia de esta disciplina aplicada a la medicina como práctica asistencial  está reconocida a nivel internacional.

Existen algunos libros que dan a conocer los resultados de las últimas investigaciones llevadas a cabo hasta el momento.

De estas investigaciones destacamos su poder para estimular la implantación de la musicoterapia en la práctica asistencial en los momentos finales de la vida.

Así mismo existen varias asociaciones internacionales que agrupan a profesionales sobre el tema  (1) y (2).

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