La Promesa
La Promesa se inicia con una advertencia: nunca debió rodarse. Maribel Tellaetxe, fallecida en marzo 2019 vivió el último año y medio la degeneración del alzheimer vencida e incapacitada por esta enfermedad tras un proceso de 13 años, que en el último año para ella y su familia se convirtió ya en una simple espera: había quedado totalmente incapacitada y sin conciencia.
Maribel hizo una petición: “El día que no recuerde uno de vuestros nombres, ese primer día que no sepa cómo os llamáis, por favor no esperes a que pierda mi autonomía, ese día me tienes que ayudar a morir”. Maribel tenía la convicción que "Vivir sin capacidad de amar, de tener recuerdos, de autonomía, no es vivir”, y asi lo había confesado a su hijo cuando aún el alzheimer no la había transformado.
Un testimonio de excepción
Incluso dejó por escrito su voluntad: "Es tan tremendamente fuerte y fantástico este amor por ti y por nuestros hijos, que si empezara a olvidarme de amar, también quisiera dejar de vivir y no creo que esto es ser pesimista, porque si había que poner la “carne” en el asador, yo ya la he puesto. Si lo que me queda de vida, va a dificultar la vuestra, no deseo seguir viviendo. Viviría una eternidad amándonos y amándoos. Parece ser que en algún momento no lo supe hacer muy bien. Txema: perdóname por ello. Hubiera preferido sufrir y morir por evitarlo. Os quiero. Sí, me olvido de todo. Pero de amaros no me olvidaré nunca; lo juro. Aunque no me entere, no sienta, no vea, no hable, no escuche… os seguiré queriendo. Sois lo mejor de mi vida. Os quiero, Ama”
Pero lógicamente, la legislación no está pensada para atender la muerte digna sino de subyugarla a los intereses de determinados valores religiosos que son los que imperan en el Reino de España “sufre y expía tus pecados con el dolor”.
El cortometraje ha sido rodado por Danel Lorente, profesor en la Escuela de Cine de Barcelona y narra 48 horas de la existencia de su madre, Maribel, en su casa en Portugalete (Bizkaia). Otro dato significativo es la duración del metraje: 22 minutos y 11 segundos, reproduciendo así la fecha de nacimiento de Maribel, el 22 del mes once del año, noviembre.
Podría parecer un vídeo casero que recopila escenas domésticas desde levantarse hasta acostarse y a lo largo este tiempo, se intercalan las reflexiones de la incoherencia que muestran las imágenes sobre aquello que es digno en el final de una vida. Ante todo es la pues el testimonio y la historia de Maribel Tellaetxe y la lucha de su familia por despenalizar la eutanasia.
La locución del film es impactante y comprometida: “En pleno siglo XXI, los que dicen representarte te mantienen en un régimen dictatorial, por lo tanto, tus libertades individuales y derechos quedan anulados. En este país contraer una enfermedad terminal degenerativa al parecer es delito. La condena que te imponen es un final cruel y doloroso desprovisto de toda integridad y dignidad. Este final que nunca quise que pasara. Tu dolor y sufrimiento es moneda de cambio entre los que debieran legislar por mitigarlo”.
El cortometraje pues se adentra en el testimonio de quién se enfrenta a filmar un ser carente de recuerdos, sin autonomía, sin capacidad para amar, en definitiva, irse de este mundo sin ni poder conscientemente agradecer a quienes te han cuidado.
El marido de Maribel, Txema, afirmó que “No sufría por el alzheimer, sino por una ley injusta que nos castigaría”. Conscientes que su caso no era el único, pero con el coraje de la solidaridad organizaron la campaña SOS Amatxu llevaron al Congreso Español 180.000 firmas pidiendo la despenalización de la eutanasia. Pero la petición sigue abierta en la plataforma de Change. Esta es una asignatura pendiente en este país. El artículo 15 de la Constitución establece que “todos tenemos derecho a la vida y a la integridad física y mental y no estar sometidos a tratos denigrantes e inhumanos”.
El reclamo por una muerte digna
El derecho a morir con dignidad se le ha puesto un concepto que asusta “eutanasia”. Los valores religiosos y morales de la mayoría se imponen a quien no los comparte. La Promesa no es muy diferente de otros documentales sobre el tema como "Escogiendo el morir", pero todos ellos son necesarios para que reflexionemos sobre lo que es la vida, aunque para muchos todavía es "vida" estar conectado a una máquina que mantenga por años un cuerpo humano en coma profundo.
Bienvenido pues este valiente testimonio de la familia de Maribel y agradecidos por la entereza del cortometraje y llevar a la pantalla su experiencia vital así como es su lucha para que se despenalice el ayudar a cumplir un deseo expresado conscientemente por una persona y por tanto respetar sus “últimas voluntades”.