Al final, asuntos de vida o muerte es la nueva entrega de las memorias de Henry Marsh, un neurocirujano humanista y solidario que sorprendió y conmovió a los lectores de todo el mundo con Ante todo no hagas daño (Sobretot no facis mal, en la versión en lengua catalana) no es tanto una meditación sobre la muerte, sino más bien una celebración de la vida y de todo aquello que de verdad importa.

El libro aborda una realidad evidente incluso los médicos enferman y mueren. Así que Henry Marsh, aborda en este libro su condición de "paciente" frente a la enfermedad terminal. Advierte que el lo peor es la falta de preparación con la que afrontamos el inevitable destino de morir, ya que como explica no hay vida sin muerte.

El propio autor lo deja claro: "Trabajé como neurocirujano durante más de cuarenta años. Vivía en un mundo donde abundaba el temor y el sufrimiento, la muerte y el cancer; y, como todos los médicos, me veía obligado a encontrar un equilibrio entre la compasión y el distanciamiento.

En ocasiones me resultaba difícil, pero rara vez -o nunca- me preguntaba cómo me sentiría si lo que veía cada día en el trabajo me ocurriera a mí. Este libro es la historia de cómo me convertí en paciente."

Por suerte, como cuenta en el epílogo, seis meses después de las sesiones de radioterapia la analítica en sangre del indicador PSA había descendido a 0,1. El nivel más bajo posible, y aunque este no significa que el autor estuviera curado, la posibilidad de recurrencia del cáncer es ya muy baja.

El médico enfermo ilumina su vivencia como paciente

Pero sobre todo intenta aportarnos una visión optimista en el sentido de no cesar de hacerse preguntas, algo que nos caracteriza como seres humanos:  Su humildad y inquietud vital es más que manifiesta.

"A medida que me aproximo al final de mi vida me acosan preguntas filosóficas y científicas que de pronto me parecen muy importantes, cuando siempre las había dado por sentadas o las había ignorado. Este libro es, tambien, la historia de mis esfuerzos por comprender alguna de estas preguntas sin que ello signifique necesariamente que haya encontrado las respuestas."

Como neurocirujano jubilado, Henry Marsh creyó saber lo que era estar enfermo, pero no estaba preparado para recibir un diagnóstico de cáncer avanzado. Tras el impacto de la noticia, el autor indaga en lo que sucede cuando alguien que se ha pasado todo el tiempo luchando en primera línea ante la difusa frontera entre la vida y la muerte, se encuentra de frente con lo que podría ser su propia sentencia final.

Ante la contemplación de la muerte, Henry Marsh ilumina el don de la vida, haciéndola aún más preciosa. Este libro posee toda la franqueza, la elegancia y las sorpresas que caracterizan sin duda, la obra de Marsh.

Aunque según los datos analíticos estaba curado, Marsh confiesa vivir con una cierta angustia, pero le asalta entonces la pregunta "¿Vivir para siempre? ¿Convertirte en un viejo decrépito? Y una vez más me maravillo ante mi propia incapacidad para aceptar la inevitabilidad de mi muerte; su necesidad, de hecho."

La crítica opina que Henry Marsh aborda con ingenio, sabiduría, delicadeza y humildad habituales el tema de la mortalidad humana. El autor dirige su extraordinaria inteligencia y su prosa afilada como un bisturí hacia sí mismo y la profesión médica, y el resultado es magnífico. Su critica hacia un sistema sanitario que fomenta el miedo a la muerte es implacable.

Una obra inquebrantable, honda y sumamente humana, un libro espléndido en el que las vivencias, los pensamientos y los descubrimientos vitales van coronando una obra llena de sinceridad y humildad.

Índice

Negación (capítulos 1-8)
Catastrofismo terapéutico (capítulos 9-19)
Epílogo