Aprender a Morir. Testimonios de un barquero de almas
En una época en la que nuestra sociedad comienza por fin a plantearse la importancia del acompañamiento para las personas en el final de la vida, la importancia de este libro resulta innegable.
En Aprender a Morir. Testimonios de un barquero de almas, su autor, Éric Dudoit (responsable de la Unidad de Psicooncología del Departamento de Cuidados Paliativos y Oncología Médica del hospital La Timone, en Marsella), describe sus experiencias frente a personas moribundas con una sinceridad y una osadía poco comunes.
El libro es un recorrido de habitación en habitación adentrándonos con emoción en un mundo que demasiado a menudo preferimos ignorar: el de los moribundos. Personas que en sus momentos finales les descubrimos su esperanza a la vez que descubrimos que la inquietud sobre el proceso de la muerte viene desde tiempos antiguos.
De niños, esta inquietud es la curiosidad por saber de la Vida y la Muerte. En la madurez, el desconocimiento nos lleva al miedo y la incomprensión. Entender y aprender a pasar por ello es una tarea pendiente que todavía tiene la Humanidad. Como seres humanos estamos aún lejos de elegir conscientemente cuando morir o, mejor aún, cuando abandonar el cuerpo voluntariamente.
Hacia la muerte consciente
Eric Dudoit ha acompañado amorosamente hacia esta experiencia de muerte consciente a cada persona que ha asistido como psicooncólogo en el hospital donde trabaja para ayudarles a superar el miedo y el desconocimiento que hay en el proceso de la muerte.
Pero el mensaje más importante que nos lega, sigue siendo la importancia de apreciar y valorar la vida que queda. Incluso en estos momentos finales podemos aprender de ella aprender de ella y podernos preparar y comprender el proceso del alma tras abandonar el cuerpo físico.
El autor nos ayuda a ver la muerte desde el otro punto de vista, la del familiar que, egoístamente, no quiere que un ser querido se vaya de su vida hasta la del paciente que se aferra a su existencia con coraje.
Aceptar el momento de cada uno es imprescindible para que el alma o el espíritu que parte lo haga sin dolor y con la serenidad de saber que así debía ser, en su momento y con condiciones perfectas.