Causa de la muerte
Causa de la muerte. La vida y las muchas muertes de un médico forense es un libro que cuenta con agudeza e inteligencia, no sólo de los casos y cuerpos que más han perseguido al autor a lo largo de su carrera, sino también de cómo vivir una vida plena con la muerte siempre de frente.
Precedido de un gran éxito en Reino Unido, este libro nos adentra en los misterios de algunos de los casos más fascinantes que Shepherd ha investigado a lo largo de su carrera profesional.
Desde la repentina muerte de bebés falsamente atribuida a sus madres hasta atentados como el del 11S, pasando por asesinos en serie, masacres o la cuestionada investigación de la muerte de Lady Di.
En cada uno de los casos descritos, el autor aporta los aspectos humanos y emocionales de las circunstancias, amén de dar, por supuesto y con rigor los detalles técnicos y las apreciaciones que le permiten dar un diagnóstico sobre las causas de esas muertes.
No hay lugar para la conmoción en el trabajo forense
La experiencia como forense del Dr. Shepherd es incuestionable dado que en su haber asegura que ha efectuado más de veinte mil autopsias a lo largo de su carrera. Su relato de la masacre de Hungerford a manos de un psicópata no puede ser más elocuente.
"La muerte, para aquellas víctimas, había sido un final inesperado y violento a unas vidas pacíficas y quizá, por lo demás, sin grandes sobresaltos. A todos en la morgue la idea les conmovía enormemente, pero los forenses no podemos permitirnos sucumbir al horror, ni siquiera al malestar. No hay lugar para la conmoción en el trabajo forense. Debemos buscar la verdad con desapego clínico. Para prestar un servicio a la sociedad en ocasiones debemos dejar de lado algunos aspectos de nuestra propia humanidad".
La visión lúcida de este forense nos adentra en el mundo de la muerte, algo que para la mayoría de las personas no deja de ser como mucho un experiencia fugaz:
«La verdadera muerte ocurre cuando no hay latido ni respiración y el electrocardiograma muestra una línea plana. Alguna vez, gente que acompañaba a un familiar moribundo me ha dicho que se había dado cuenta del momento exacto en el que aquella persona había muerto. Pero es casi seguro que se equivocan. Se refieren al momento en el que la respiración y el corazón se detuvieron. Fueron testigos de una muerte somática. La muerte celular requiere más tiempo.»