Hay muchos suicidas en la Historia de la Literatura, pero pocas notas de despedida que sean tan bellas como la que dejó Henri Philippe Benjamin Roorda van Eysinga o Balthasar, en su apodo literario (1870-1925), suizo de nacimiento, escritor, pedagogo, librepensador, humorista y profesor de matemáticas: «Hasta tal punto estoy vivo que no siento la proximidad de la muerte.»
El 6 de noviembre de 1925, Henri Roorda, dejó la siguiente nota que encontraron al día siguiente ya que se alojó una bala en el corazón.
"Querido amigo,
Ayer te mentí. Tenía la obligación de ser prudente, pues no quiero que nada me impida suicidarme. Cuando recibas esta nota, estaré muerto (a menos que haya fallado). He abusado mucho, de lo mío y de lo de los demás, y eso es irreparable. Adiós. H. R."
Mi suicidio es un texto de despedida de una sinceridad profunda, en el que el autor desgrana las preguntas esenciales de la vida, el amor, el trabajo y el placer, mientras va preparando su fin.
.."si permaneciera en la Tierra no tendría la vida fácil que tanto me tienta. Y es que aún debería realizar, durante mucho tiempo, tareas monótonas y soportar penosas privaciones para reparar las faltas que he cometido. Prefiero desaparecer."
El autor no era un ser enfermo, desesperado o embargado por una pasión descontrolada. Todo lo contrario. Había sido un dandy, un degustador de los alimentos «terrestres», un hombre sensual, un hedonista que gozaba de los placeres mundanos de la vida.
"Mi sueño de una vida fácil no es un sueño irrealizable. Hombres más virtuosos o más hábiles que yo lo realizan todos los años. Son individuos razonables que, durante toda su vida, fueron acumulando «sus provisiones», pensando en su vejez."
Esta obra vitalista, sobria, concisa, tan pura como la belleza de la vida a la que estaba atado, la pensó para que tuviera el título de El pesimismo alegre. Sin embargo, optó finalmente por titularlo Mi suicidio.
"Mi sueño es absurdo. La concibamos de una manera o de otra, la felicidad permanente es imposible. No se equivocaron cuando dijeron al hombre: «Ganarás el pan con el sudor de tu frente». Pero, siendo así, ¿hay que desear que la vida prosiga? La sociedad se defiende contra el egoísmo del individuo porque quiere durar. ¿Por qué durar? ¿Hacia qué futuro deseable vamos? El Creador, que al parecer es muy inteligente, debe de decirse en ocasiones que su obra es vana."
Este texto apareció por primera vez en 1926 en Lausanne, en una edición limitada y privada por cuenta de sus amigos. Un libro que permite adentrarse en el contrariado amor al mundo que siente el autor pero inmerso en medio de la zozobra persona, pero que en la hora de la muerte nos lega un exquisita divagación contemplativa alegando la alegría y el placer mundano.
La larga depresión de Henri Roorda, las deudas acumuladas superando su honorabilidad y su adicción al alcohol y a un mundo que se le escapaba de las manos, terminó rompiendo su optimismo e idealismo por la de una realidad a renunciar.
En España la obra de Roorda es poco conocida a excepción de Mi Suicidio publicado por primera vez en 1997 en castellano y reeditado nuevamente en 2020.
Índice del libro
Me gusta la vida fácil
Las provisiones
El dinero
He vivido mal
Es una mala acción
El profesor de moral y el fisiólogo
El individuo y la sociedad
Las personas formales
Los buenos ciudadanos
Lo que dura demasiado
Últimos pensamientos antes de morir