Yo vieja
Yo, vieja (en castellano) y Jo vella (en catalán) es un libro de apuntes de supervivencia para personas mayores, de la Tercera edad, para que puedan sentirse seres libres.
El libro parte de un recorrido acerca de los derechos humanos en la vejez y, concretamente, de los derechos de las mujeres, sintetizados en tres principios fundamentales en la edad mayor: la libertad, la justicia y la dignidad.
Se trata por tanto de propuestas para desestigmatizar la ancianidad, luchar por la autosuficiencia, reivindicar las virtudes que trae consigo la edad y fortalecer las redes afectivas entre las personas mayores.
Yo, vieja reivindica una vejez sin productos antiedad y abierta a nuevas formas de sexualidad. Una etapa para vivir sin culpabilidad y cuidándose para ser más feliz. Un momento para sentir el glamur de usar un bastón y no renunciar a la vida
Un manual de resistencia pensado para la nueva generación de personas mayores que van estrenando libertades, para las que mantienen su dignidad, para las ancianas que mientras se desplazan por el calendario son capaces de escudriñar la vida y las relaciones cotidianas con perseverancia y agudeza.
Este libro pretende ser una reflexión y un divertimento sobre un surtido de pequeñas cosas que en este momento de la vida las mujeres que lo viven las pueden ver como algo complejo cuando quizás no lo son como explica el libro.
Claramente, es un libro para viejas, aunque los hombres viejos podrán reflexionar sobre aspectos que probablemente no habían pensado antes.
En sus páginas se pone el foco en iluminar situaciones de la vida cotidiana que creemos tan normales que no las consideramos importantes.
Situaciones que constituyen el grueso de la discriminación y el rechazo social hacia las personas mayores, únicamente por el hecho de serlo. La autora defiende que hay una belleza para cada edad y el libro pretende hacérnoslo saber.
Una vejez rica en matices
Anna Freixas (1946 -), escritora feminista española, doctora en psicología, también pretende hacer visibles determinadas formas de situarnos en el mundo que consolidan los estereotipos que la sociedad tiene sobre las veteranas.
“Nos hacemos viejas”, escribe la autora, “entramos en un tiempo de recuperación de la voz perdida en el sueño de la feminidad que nos ha dejado sonrientes y amables, pero mudas.
Ha llegado el momento en que nos podamos mostrar ya como ancianas lucidas y realistas que aceptamos la edad como un don y hablamos con nuestra propia voz”.
La autora tiene especial gracia en proponer sugerencias, algunas a modo de “sutiles travesuras”, para que las mujeres mayores sean capaces de tener una vida más ligera y un mundo más amplio dado que estas son el futuro.
Yo vieja, es un canto a la libertad y el desparpajo; una elegía a la vejez confortable y afirmativa. El libro es un manual práctico para conseguir vivir una edad mayor elegante, relajada, firme.