After life
Arata Iura, Erika Oda, Susumu Terajima, Sadao Abe, Taketoshi Naito, Kotaro Shiga, Yusuke Iseya
After Life explora el valor de la memoria después de la muerte en un film serio sobre la memoria, los recuerdos, el olvido, la fugacidad de la vida, y sobre como un instante que puede ser insignificante en la vida puede ser el más feliz de cuantos has vivido.
La película nos ofrece un argumento fantástico en el que se combina una reflexión sobre la muerte, o más bien sobre la vida y los recuerdos que acumulamos.
En definitiva, la muerte como un encuentro que nos obliga a mirar hacia atrás, a llevar a cabo y hasta sus últimas consecuencias un examen de conciencia, algo que en vida habitualmente nos negamos a hacer.
A lo largo de una semana, veintidós almas llegan a una estación de tren (representada como una escuela preparatoria) en la cual los visitantes deberán elegir conservar un solo recuerdo por toda la eternidad.
Estos personajes son entrevistados por amables empleados que buscan asistirlos para que elijan, en el plazo máximo de tres días -de lunes a miércoles- un recuerdo entre todos los que componen sus vidas.
Un recuerdo para la eternidad
Wandâfuru raifu, titulo en la versión japonesa, es la de un más allá sin Dios y en el que la muerte, en comparación con la vida, es algo estático y limitado, pero no vacío.
Son muchas las tradiciones, como la tibetana, que sostienen que cuando morimos tardamos en darnos cuenta de que ya no estamos vivos, y que pasamos unos días en una especie de limbo parecido al mundo real.
En la película, cualquiera creería que uno puede elegir el cielo, pero lo importante no es esta elección sino el mejor recuerdo vivido.
Es una película con un ritmo medido en el que cada una de las escenas está llena de significados, aunque en realidad uno se da cuenta de ello hasta el final.
Cada personaje nos lleva de la mano de su historia contada con minuciosidad ya que es esta la que nos lleva al "cielo". No todos los llegados accederán al cielo o el otro estadio vital, pero, en este quedarán para acompañar a los que llegan y disfrutando de una apacible inexistencia.
Algunos esperaran toda una vida y toda una muerte para ello con el fin de poder saborear este recuerdo perfecto que abre la cerradura de la eternidad.
Hirokazu Kore-Eda ofrece un film que atrapa por su compleja sencillez, por su ritmo pausado y con un estilo contemplativo, pero lleno de brillantes planteamientos y excelentes reflexiones.
Presentada en el 46 festival de cine de San Sebastián, obtuvo el Premio FIPRESCI y fue nominada a la Concha de Oro.