Blade Runner
Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Edward James Olmos, M. Emmet Walsh, Daryl Hannah, William Sanderson, Brion James, Joe Turkel, Joanna Cassidy
Blade runner sigue al protagonista principal, Rick Deckard (Harrison Ford), un blade runner, un cazador de replicantes rebeldes. Los replicantes, en origen, son robots biológicos construidos a semejanza de los humanos, más perfectos que éstos, aunque sin sentimientos y, por lo tanto, sin recuerdos. Pero los inventores no contaron con que su evolución genética les permitiría adquirir los mismos sentimientos que los humanos.
Los replicantes trabajan en el espacio en trabajos especiales y tienen prohibido vivir en el planeta Tierra. Un grupo de cuatro replicantes regresan de incógnito para encontrar a su "creador" y pedirle más tiempo vital.
El diseñador de estos androides vivos, para asegurarse que no puedan ser superiores a los seres humanos, les ha puesto en su diseño biológico una anomalía genética que los desactiva o "mata" a los 4 años de vida.
Mientras los replicantes encabezados por Roy (Rutge Hauer) buscan desesperadamente llegar a la sede blindada del creador, la unidad de policías encargados de retirar los replicantes llegados a la Tierra les sigue la pista.
En esta persecución implacable, el blade runner Deckard tiene dudas entre lo que es simplemente retirarlos o aniquilarlos cuando comprueba que tienen sentimientos humanos como el amor, la compasión y otros.
El miedo a la muerte más allá de la condición humana
El film ofrece muchos puntos de reflexión como la globalización, la ética de la biotecnología, pero es sobretodo una metáfora sobre el enigma de la muerte y de como conocer el día de esta puede convertir nuestra existencia en una obsesión para alargar la vida humana.
El miedo a la muerte es el filo más estrecho por el que camina la condición humana. Nadie duda que la necesidad de la muerte es nuestro vínculo con el orden natural, el proceso inexorable de lo no elegido que nos conscientes, pero no nos conserva.
De modo que la muerte nos une a la naturaleza, pero la conciencia de la muerte nos distancia de ella. Ni el animal ni la máquina se saben mortales: de ahí su peculiar invulnerabilidad y también lo relativo de la emoción que despierta. Si bien la muerte puede parecer trivial, la muerte lo confirma.
Blade runner es la épica del tiempo, del tiempo mortal del tiempo que inventa pasados y no sabe de futuros. Es tal la belleza y la complejidad de la obra que propone Ridley Scott que el espectador se queda casi sin palabras si pretende describirla. A la vez nos sumerge en un pantano fílmico con múltiples dudas.
La película nos cuestiona sobre nociones como el tiempo, la memoria, la identidad y el carácter constitutivo de lo humano y a partir de ahí la muerte no es más que la realidad que nos hace realmente humanos.
La puerta de Tanhäuser
La frase final del replicante antes de morir, inspirados en unos versos del poeta William Blake es de antología; un verdadero epitafio propio de una creación artificial llena de humanidad: “Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”
Y la reflexión de Deckard es igualmente inspiradora: “No sé por qué me salvó la vida. Quizá en esos últimos momentos el amó la vida con más intensidad que nunca, no sólo su vida, la de cualquiera, mi vida. Y lo único que quería eran las mismas respuestas que el resto de nosotros: ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿cuánto tiempo me queda? Todo lo que podía hacer era quedarme allí y verlo morir.”
Roy y Deckard nos muestran como nos hacemos más humanos cuando extendemos nuestra condición, nuestro reconocimiento, nuestros derechos, a quienes no lo son.
Blade Runner nos muestra que la diferencia tan ostentosamente visible que a los humanos les separa de los replicantes Roy, Pris, Leon, Zhora y Rachel, no justifica su exclusión o su negación y que precisan de nuestro reconocimiento como vida inteligente y emocional que son.
Blade Runner es una película mítica que, parte de una adaptación del relato de Philip K. Dick: "¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?", del año 1968, pero centrada en la exploración de una pregunta básica: hay posibilidad de ser inmortales.
De esta película existen varias versiones, aunque sólo varían de unas pocas escenas y especialmente del final. La película original que se estrenó en 1982 con un final del agrado de la productora, pero no del director. La versión con el final del director se estrenó en 1992 y finalmente, en 2007 se distribuyó la que se llamó Final Cut o Montaje Final.