Burn, burn, burn es una ingeniosa y reflexiva road-movie sobre la amistad y el duelo. La película empieza con la muerte de Dan, un joven treintañero de formas poco convencionales, con un agudo sentido del humor, pero también con un gran corazón.

El título de la película es un guiño a un texto del escritor norteamericano Jack Kerouac (1922–1969): "La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse. Con ganas de todo al mismo tiempo. La gente que nunca bosteza, ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde, con fabulosos cohetes amarillos, explotando igual que arañas entre las estrellas."

Así que tras su muerte, este pide a sus mejores amigas, Alex y Seph un último favor: que las dos chicas, de unos 30 años también, se embarcan en un viaje en coche para esparcir sus cenizas.

Dan ha dejado grabado, para visualizar después de su muerte, un lápiz USB en el que como si hablase desde el más allá, propone a sus dos amigas, a las que considera que están algo perdidas en su vida, que hagan un viaje que les argumenta:

"Este viaje no es para mí, quiero que las dos tengáis tiempo, para tener un poco de espacio y que solucionéis algunas cosas, no se, las  sean las que sean... Sé que ninguna de las dos no sois muy felices en realidad. Y se que lo peor que uno puede sentir es que no has aprovechado al máximo cada segundo que has respirado".

El viaje les lleva por diferentes sitios del Reino Unido especiales en la vida de Dan, sitios a los que hubiera querido volver en vida.

Ellas se van turnando para conducir, y Dan está guardado en la guantera, en un tupperware. Este va vaciándose conforme el viaje avanza, a la vez que se llenan las vivencias de Alex y Seph.

Invitación a vivir la vida con intensidad

Burn, burn, burn es claramente un film en la que la muerte del protagonista sirve como reflexión para no desperdiciar cada minuto que vivimos.

A medida que transcurre la cinta vamos viendo que Dan pasa por todas las etapas del duelo clásico, desde la negación inicial hasta la aceptación final y sobretodo la importancia del perdón y no dejar de expresar los sentimientos que tenemos hacia las personas queridas.

El film nos muestra también la importancia de reconocer que si nos equivocamos en nuestras relaciones tenemos la posibilidad de perdonarnos y abordar un nuevo enfoque para encontrarnos más a gusto. No sólo con los demás sino también con nosotros mismos.

Esta película permite interesantes reflexiones sobre la aceptación de la muerte y construir un relato vital en el que esta sea parte de la Vida misma.

Burn, burn, burn, firmada por una de las jóvenes promesas del cine británico, Chanya Button (1986-), fue nominada al premio Discovery de los BIFA y recibió el Duque de Oro a la mejor película (premio otorgado por el público) a la clausura del Festival Internacional de Cine de Odesa de 2016.