Con amor, Liza
Philip Seymour Hoffman, Kathy Bates, Sarah Koskoff, Jack Kehler, Stephen Tobolowsky, Shannon Holt, Erika Alexander, Kevin Breznahan
Con amor, Liza, narra el periplo emocional de Wilson Joel buscando encontrar una explicación al suicidio de su esposa Liza, la cual le ha dejado una carta a la que no se atreve abrir.
Así que busca en la suegra el apoyo y orientación. Sin embargo, la carta se convierte en motivo de conflicto entre ellos y la tensión de su relación desbarata más aún sus vidas.
Es tan incapaz de abrir la carta de suicidio de su mujer como de aceptar la ayuda de su suegra. Aunque hace lo imposible por mantener el equilibrio y la razón comienza a pasar el tiempo inhalando los vapores de las latas de gasolina y combustible de los aviones de aeromodelismo que son su gran afición.
Esta película no pretende contar una historia que por otra parte es bien simple, tu joven esposa se ha suicidado y eres incapaz de leer su mensaje.
Contra lo previsible este mensaje le sumerge en el vacio que conlleva toda muerte, y especialmente cuando se trata de una despedida voluntaria y sin aviso.
El duelo terrible frente a la muerte por suicidio
Alguien que busca en la evasión encontrar un sendero al sinsentido vital en el que se ha convertido su vida tras el golpe de lo incomprensible.
Un hombre que deambula por su cotidianidad con el corazón roto por la pérdida y una simple nota de despedida que le tortura intentando adivinar que hay detrás de unas pocas letras.
Las preguntas son obvias, ¿Como una muerte voluntaria puede explicarse en una pequeña hoja? ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué no tengo fuerzas para irme contigo?. La respuesta es mucho más compleja,
El ritmo de la película es lento, profundo, detallado, con momentos que trasladan al espectador a los pasillos de la deshabitada casa del personaje de Wilson Joel, al que acompaña la música justa, en secuencias de una soledad sufrida y arrebatada por la desidia y el tedio.
El espectador se convierte en parte del vació existencial que llena la pantalla y formamos parte del sufrimiento por el suicidio, el de alguien, el nuestro de cada día. Y sin embargo, tras cualquier muerte quedamos nosotros, los que permanecemos.
Profunda y recomendable, esta película del cine independiente ganó un premio en el festival Sundance de 2002.