La casa - película
David Verdaguer, Óscar De la Fuente, Luis Callejo, Olivia Molina, María Romanillos, Lorena López, Marta Belenguer, Jordi Aguilar, Miguel Rellán y Tosca Montoya.
La casa cuenta la historia explica que tras la muerte de su padre, tres hermanos se reúnen en la casa familiar en la que pasaron los veranos de su infancia para decidir qué hacer con la vivienda y lo que en ella se acumula. Lo que puede parecer sencillo resultará más difícil de lo esperado.
La casa nos habla sobre la complejidad emocional del duelo y la importancia de los lazos familiares, de lo que heredamos más allá de los bienes materiales y del inexorable paso del tiempo; todo bajo la mirada de la casa como testigo.
Es gracias a esta mirada reposada que en la película se desarrolla durante cuatro días; los que se sucederán desde la llegada sucesiva de los hermanos hasta la partida con el objetivo de limpiar y vaciar la casa.
No es un vaciado cualquiera. Es la limpieza o retirada de enseres y recuerdos de una vivienda en la que sus moradores dejaron múltiples experiencias vitales es la excusa para revivir el duelo o la nostalgia de un tiempo pasado.
Tres hermanos y una casa
Los tres hermanos se reúnen un año después de la muerte de su padre. Todos rondan la cuarentena y cada uno ha vivido el deceso a su manera, pero siguen sintiendo la nostalgia.
Como es normal entre hermanos las expectativas de niñez o juventud la vida las transforma a su aire. El hijo mayor que leía y dejaba libros a su hermano mediano sigue asumiendo su papel de hermano responsable.
El hermano mediano es escritor y ha tenido un notable éxito, pero, en cambio, siente cierta envidia de no haber podido formar una familia y por ello tiene una especial atención con la hija del hermano mayor que también despunta en la escritura.
En cambio la hermana juega el papel de integradora y facilitadora de la unión como familia; una mujer perseverante que le mueve el dar consistencia a la familia y mantener el espíritu de unidad que marcó su infancia.
La película va intercalando la cotidianidad de la operación "limpieza" de la casa familiar con los recuerdos personales de los protagonistas a modo de escenas en formato de Super 8. En sus secuencias se plasman los recuerdos, así como los sentimientos que transitan en el interior de los personajes con una autenticidad abrumadora.
Cada elemento que aparece en la historia, desde los baños en la piscina hasta los consejos paternos salidos de una observación, contribuyen a crear una atmósfera envolvente que sumerge al espectador en la historia y el momento emotivo de los personajes.
Una historia en la que no falta el mensaje de aprovechar el momento con los seres queridos, porque un día nos dejarán. Entonces de ellos sólo queda el recuerdo.
Interesante también la relación intergeneracional y el papel de los hijos como "maestros" de los padres y de las cuñadas/os que a menudo permiten aligerar las subidas de tono entre los hermanos.
El poder del legado familiar
Aunque la película respira una nostalgia importante, está repleta de vivencias luminosas, de las que extraer enseñanzas poderosas para los hijos e hija. Es un visión tierna, pero también divertida, diversa en las visiones de los protagonistas, pero integradas con el legado recibido.
La casa es una película basada en la novela gráfica homónima del ilustrador Paco Roca (1969-) con la que ganó un Premio Eisner en 2020. Por supuesto, no se pueden comparar el libro y la película.
El libro transmite una sinceridad y trascendencia que la película no podía capturar, pero que compensa con una pequeña dosis de dramatismo ligero. Pero también es cierto que hay varios detalles en la película que no hacen honor a la profundidad del libro.
Aunque el rodaje se ha realizado en los municipios valencianos de Serra, Mislata y Olocán, y la casa del film es la misma en la que pasó su niñez el autor del libro, Paco Roca que restauraron con sus hermanos.
Los propios actores cuentan que el rodaje tuvo momentos mágicos al rodar en un entorno real, que era precisamente una prolongación de la familia de Paco Roca. Es un buen ejemplo de como el cine puede contar historias preciosas desde la simplicidad y una emotividad sana.
Es una película que permite reflexionar sobre la familia, el papel que esta tiene en la transmisión de valores, de los recuerdos que con el paso del tiempo se tornan en nostalgia. Una obra que precisamente por su trama sencilla pero emotiva deja huella en el espectador.
Recordemos que Paco Roca es el autor e ilustrador de otro libro y film aclamado, en este caso de animación, titulado Arrugas (2011).