La correspondencia
Jeremy Irons, Olga Kurylenko, Shauna Macdonald, Darren Whitfield, Simon Meacock, Jerry Kwarteng, James Bloor, Rod Glenn, Stuart Adams, Anna Savva, Florian Schwienbacher, Colin MacDougall, Patricia Winker, Simon Johns, Jean-Luc Julien, James Warren
La correspondencia relata la apasionada relación amorosa entre un maduro profesor de astrofísica.
Ed y su joven alumna Amy, que aunque breve es intensa y marca el destino de ambos personajes. No es una relación efímera, sino que se prolonga casi seis años en el tiempo.
Su relación está escenificada no sólo por los encuentros físicos, más bien esporádicos, sino por la intensa relación a través de videoconferencias, archivos de vídeo, emails, y correos tradicionales.
A través de esta batería de mensajes post mortem la película se adentra en la vida de ambos personajes y en el profundo amor por el que están unidos.
Amy, universitaria trabaja como doble en escenas de acción de series de televisión y películas se ve constantemente expuesta a situaciones muy peligrosas.
Su vida se debate entre el riesgo mortal por sublimar la horrible sensación por sentirse responsable del trágico destino de su padre y el amor por su profesor de astrofísica.
Sin duda lo más destacable es el impresionante despliegue de presencia con videos, cartas, emails, sms, orquestados especialmente por Ed hacia su amada Amy.
Todos estos mensajes son los que nos inducen a reflexionar sobre el significado de la permanencia terrenal tras la muerte física.
Un manual hecho de mensajes para superar el duelo
La correspondencia se visiona a modo de manual sobre como afrontar el duelo ante la muerte de un ser muy querido y como la experiencia misma de la muerte puede ser sublimada por el amor cuando este es profundo y auténtico. La propuesta del guion de este film permite múltiples lecturas.
Su director, Tornatore, bien conocido por su mítico film Cinema Paradiso (1988) nos ofrece un guion, que en momentos puede resultar algo cansino, pero que ofrece infinitas lecturas.
Todos los mensajes son de una gran belleza y profundidad. Que esta profundidad sea comprendida por el espectador es otra historia dado que el guion es algo repetitivo, minimalista.
El escondrijo de la pareja se ubica en una islita cerca de la pequeña ciudad medieval de Orta San Giulio, un lugar muy tranquilo y con un paisaje impresionante aunque en la película, la isla se llama Borgoventoso que significa "ciudad ventosa".