En un accidente de coche, Julie pierde a su marido, Patrice, un prestigioso compositor, y a su hija Anna. Al recuperarse de sus lesiones, decide comenzar una nueva vida, independiente, aceptando un estilo de vida solitario y anónimo, alejada de los privilegios de que antes disfrutaba.

Olivier, el ayudante de Patrice, quien está enamorado de ella desde hace muchos años, intenta sacarla de su estado depresivo y acaba convenciéndola para que termine el «Concierto para Europa», una ambiciosa obra inacabada de su marido.

En la película esta pieza inacaba es la música de Preisner , con sus características notas, que son parte del argumento, son la metáfora de una sinfonía inacabada que simboliza el retorno del pasado que aflige el presente.

En esta condena de la soledad el espectador es conducido dentro del laberinto en el que el dolor de la protagonista deberá abrirse paso.

La película refleja cómo la muerte de nuestros seres queridos nos puede cambiar la vida totalmente y llevarnos a tomar caminos que de otra manera no hubiéramos recorrido.

Contiene claramente un mensaje de esperanza individual, puesto que la muerte de su familia conlleva que la protagonista recupere una parte de ella misma que antes estaba oculta y olvidada.

Una situación trágica que se convierte en el acicate para finalmente plantearse una nueva opción vital olvidándose de todos y de todo: de su pasado y de su familia. 

La libertad de vivir la vida en sí misma

Tres colores: Azul es la primera película de la trilogía “Tres colores: Azul, Blanco y Rojo”, inspirada en los ideales de la bandera francesa: libertad (azul) igualdad (blanco) y fraternidad (rojo) dirigidas por el cineasta Krzysztof Kieslowski (1941-1996).

Cada historia es independiente en sí misma, aunque el cineasta juegue a entrelazarlas muy sutilmente. Tres colores: Azul es un complejo estudio psicológico sobre la libertad del ser humano con la muerte como telón de fondo.

Cabe destacar la relevancia que pone el director de la película en el simbolismo del color azul. Según su opinión, actualmente, el azul ya no simboliza la libertad en un sentido político o social, sino la libertad de vivir la vida en sí misma.