Frente al ataúd hecho de los tallos secos de lúpulo me rindo emocionado. Está tejido de forma inspirada como si de una barca para pasear el espíritu se tratara.
Su interior está tapizado con flores secas de lúpulo que todavía desprenden un aroma hipnótico. Antaño la flor del lúpulo se utilizaba para inducir el sueño; hoy para producir cerveza artesanal. Aquí, para inspirar que otra forma funeraria es posible.
Esta obra de arte es una instalación de la exposición Después del Vendaval creada por el colectivo DU-DA titulada “Tu cuerpo, la ofrenda. De la planta, la fiesta”. Un colectivo de mujeres que aprecio ya que compartimos el “morir guay”.
Un pared rellena de decenas de cervezas con la etiqueta “Morir guay” y cada una con un mensaje en el dorso de la misma.
Los mensajes no pueden ser más realistas y a la vez provocadores: “Un road trip con una death doula”, “El compostaje humano convierte los cadáveres en abono”, “Mi muerte como una oportunidad para otras vidas”, “La cremación contamina”, etc.
Lo que hay hecho Clara y Sarai, del colectivo DU-DA, responsables de esta instalación, no ha sido solamente tejer un ataúd con un material vegetal singular.
Conociendo el detalle del cultivo del lúpulo han asociado este ciclo vegetal de vida con la muerte y las ha animado a fabricar una cerveza especial, enriquecida con lúpulo para celebrar “morir guay”.
Se trata de una cerveza artesanal cuya función es celebrar la vida, hacer fiesta mientras una se bebe la esencia del lúpulo y asimila el concepto de “la muerte guay”.
Perder el miedo a la muerte tomando una cerveza eso sí que es un mensaje poderoso.
Y yo, celebro que existan creativas tan con tanta sensibilidad como estas mujeres comprometidas a fondo con la Vida.
El lúpulo es una planta que se cultiva en algunos lugares de este país para abastecer a la industria cervecera, especialmente la artesanal que esta en auge.
Es un cultivo del lúpulo no está exento de polémica agrícola. Hay diferentes variedades, algunas más productivas que otras y detrás hay multinacionales que controlan la producción y con la excusa del "mercado" esclavizan a los agricultores.
Más de un 90% de la producción de todo el lúpulo cultivado en España se concentra en la provincia de León, en la vega del río Órbigo.
Para su cultivo se levanta durante el otoño una estructura que deberá soportar a la planta trepadora del lúpulo, la cual está formada por postes de unos seis metros entrelazados con alambres.
Hasta que la planta no alcance en primavera la altura de seis metros no empezará a producir la flor que al madurar generará la lupulina. Su cultivo es permanente y la vida de la plant puede durar hasta 20 años.
De esta planta sólo se aprovecha la flor que se emplea en la elaboración de la cerveza. El resto de la biomasa que genera que es abundante se convierte en material para compostar.
Las largas tiras de tallos leñosos secos es el material reciclado que ha servido para que el colectivo DU-DA creara junto a la ecoartista Susana Cámara Leret, líder del proyecto “Ecologías del lúpulo”.
El resultado es este hermoso ataúd vegetal y aromático bellamente tejido. Actualmente, se investiga a fondo el aprovechamiento de los residuos del lúpulo.
Entre las aplicaciones que se apuntan está la creación de textiles y materiales biológicos con aplicaciones variadas: biocconstrucción, recubrimientos de superficies, artesanía o cosmética, entre otros.
En España somos un país de miedosos con la muerte. No la queremos ver y por eso la encerramos en féretros homologados, es decir, que garanticen que no se vea nada de su interior, ni se pueda escapar ningún liquido.
La normativa española de homologación de féretros está pensada para que estos se comporten como un acuario de madera. Algún día, alguien tendrá la idea de meter el cadaver rodeado de pececillos.
Lamentablemente, se nos transmite la idea que la muerte es “mortal” y"supertóxica"; que la descomposición durante las primeras 72 horas es más peligrosa que la peste negra.
Nos han educado para que con el miedo a la muerte unos pocos pudieran hacerse billonarios. Y así nos va. Hemos convertido los funerales en un puro trámite para “sacarnos el muerto de encima”.
En España pocos celebran la muerte de forma ecológica y como el colofón de la Vida que tomamos prestada al nacer.
Por eso destaco y aplaudo este mensaje provocativo, educativo y necesario en la cerveza "morir guay" que advierte: “Aceptar el cuerpo implica aceptar la muerte”.
Así que el ataúd con tallos de lúpulo tapizado de flores cerveceras es una metáfora de la vida imprescindible para tertuliar con una buena bebida artesanal.
Además la planta seca para el ataúd la ha suministrado una empresa catalana especializada en el cultivo de lúpulo ecologico.
En la inauguración de la instalación Clara y Sarai han repartido sorbos de cerveza lupulera que además van a comercializar con la marca “Morir Guay” a través de algunos puntos de venta especializados en cerveza artesanal.
El ataúd de lúpulo es una metáfora, pero es a partir de estas que una sociedad puede romper tópicos y salir de la sombra del oligopolio funerario.
Tu cuerpo, la ofrenda, De la planta, la fiesta es una iniciativa estupenda que bien merece ser visitada.
Una propuesta artística y de conciencia de mujeres comprometidas con la muerte, es decir con la VIDA. Gracias por vuestro bien hacer.
DU-DA es un colectivo de mediación, investigación y producción artística. Se hacen preguntas sobre los modos de cohabitar para explorar otros presentes-futuros posibles.
La instalación creativa “Tu cuerpo, la ofrenda. De la planta la fiesta” forma parte de la exposición colectiva “Después del Vendaval” de entrada libre producida por el Centre d’Art Santa Mònica de Barcelona y que se podrá visitar hasta el 12 de Enero de 2025.
La pieza que se expone, un ataúd realizado con los tallos de la planta del lúpulo, planta que cuyas flores exclusivamente se utilizan para elaborar la cerveza.
Esta instalación utiliza la planta del lúpulo y su cultivo, para abordar la muerte como cuestión circular profundamente ecológica y política.
Sólo es posible habitar la tierra, sino reconciliamos con la finitud y entendemos la ciclicidad de la vida.
Nuestro cuerpo forma parte de un proceso material de permanente transformación; aceptar el cuerpo implica aceptar la muerte y, por tanto, celebrar la naturaleza misma de la que somos parte.
La investigación Morir Guay. Aprendizajes colectivos para rediseñar la muerte, cuenta con el apoyo de la @fundacion_carasso en la edición Componer Saberes 2024-25 y con la Beca de investigación del OSIC 2024.
Fotos realizadas por Funeral Natural en la inauguración de la instalación del Colectivo DU-DA para la exposición Después del Vendaval el 2 de Octubre de 2024.