En los países anglosajones, Holanda y Francia están autorizados los cementerios naturales para realizar entierros naturales, es decir con el cuerpo directo al suelo o cubierto con materiales biodegradables (sea una mortaja o un féretro) y sin contaminar el cuerpo difunto con tóxicos (sin tanatopraxia).
Los cementerios naturales o verdes son equipamientos fúnebres que contribuyen a incrementar los servicios ecosistémicos y la resiliencia urbana.
Los servicios ecosistémicos se clasifican en cuatro grandes ámbitos: los de soporte (hábitat / biodiversidad), los de aprovisionamiento, los de regulación y los culturales. No me detendré en explicar que son los servicios ecosistémicos, ya que el lector puede profundizar por sí mismo (1) (2) (3) (4) (5).
Sin embargo, sí que aprovecho para recalcar que desde la visión de los servicios ecosistémicos, un bosque es mucho más que el conjunto de los árboles y su posible valor comercial como madera. El bosque es también un almacén de carbono, un sistema de aire acondicionado natural, un espacio para disfrutar.
El bienestar de las personas y el de la naturaleza están íntimamente ligados. Las acciones individuales que realizamos como sociedad pueden alterar los procesos naturales de los ecosistemas y reducir los bienes renovables y no renovables que las personas necesitamos para vivir.
A su vez, los sistemas ecológicos determinan la cultura de las comunidades humanas del lugar. El concepto de los servicios ecosistémicos nos permite visualizar los beneficios para gestionar mejor la conservación de nuestro entorno.
Los cementerios ofrecen la posibilidad de contribuir a mejorar los servicios ecosistémicos urbanos si se implanta el entierro natural para inhumanar directamente en el suelo y soluciones basadas en la naturaleza.
Algunos cementerios tradicionales de determinados países están remodelando áreas de los mismos para el entierro natural. Uno de ellos es el cementerio urbano de Ivry-sur-Seine a las afueras de Paris.
La creación de cementerios híbridos por parte de algunas autoridades locales, combinando espacios para el entierro natural con los ocupados por las tradicionales de tumbas, está demostrado que enriquecen la prestación de servicios ecosistémicos de soporte, de regulación y culturales.
La experiencia acumulada en los países anglosajones como el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, etc. de la gestión de los cementerios con entierro natural, revela cómo esta práctica enriquece la diversidad de hábitats.
La gestión de los cementerios con criterios de mejorar sus servicios ecosistémicos, crea espacios de una estética remarcable que los humaniza y sobretodo facilita una mejora de la función funeraria de los mismos.
Los cementerios naturales ponen la naturaleza en el foco de su gestión. En general, crean un nuevo paisaje en el que no hay tumbas individuales, ni lápidas sino un hábitat natural que conecta la Muerte con la Vida.
Los beneficios ambientales y sociales que los cementerios con entierro natural de ubicación urbana son perfectamente medibles.
Los cementerios naturales pueden desempeñar un papel clave en el desarrollo de la infraestructura verde de las ciudades y la prestación de una amplia gama de servicios ecosistémicos (SE).
Los cementerios urbanos en España se construyeron entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX y se diseñaron, mayormente con la visión de “ciudades” habitadas por los muertos. En muchos de ellos la jardinería y el arbolado fue y es escaso.
La idea del cementerio jardín tan propia de los países nórdicos aquí no fraguó, a pesar de algunos intentos y con algunos promotores ideológicos de verdecerlos. En la actualidad salvo excepciones, los cementerios españoles a penas contribuyen a los servicios ecosistémicos.
El entierro natural, requiere una mayor cobertura natural, pero gracias a ella contribuye a diversificar los hábitats y por tanto contribuye a incrementar la biodiversidad local y los servicios ecosistémicos de regulación. Entre estos servicios de regulación destaca el secuestro de carbono, la neutralización de las emisiones de N2O y la captación hídrica del suelo.
La vegetación natural del cementerio verde mejora la calidad del aire e incrementa la biodiversidad local. También introduce una concepción de la muerte más cercana a la naturaleza y por tanto también menos dramática que la visión de "ciudad de los muertos" del cementerio convencional.
Un estudio realizado en Australia muestra que la idea de convertir espacios periurbanos en cementerios naturales contribuiría a disminuir no sólo el problema del espacio en los cementerios convencionales, sino también crear espacios verdes memoriales saludables y culturalmente atractivos.
Entre sus propuestas también destaca el colocar los difuntos no en horizontal sino en vertical. Un cambio curioso pero que merecería ser estudiado incluso en los cementerios convencionales actuales.
La mayor superficie de vegetación natural en los cementerios con entierro natural facilita que los visitantes gocen de beneficios potenciales para la salud mental y el bienestar que pueden derivarse de los espacios verdes naturalizados.
Los cementerios urbanos, a pesar del incremento constante de la incineración, actúan como espacios identitarios. Para algunas familias es importante conservar espacios de memoria en la propia población donde residieron.
Los cementerios son elementos claves en la historia de las poblaciones. Además, algunos de ellos albergan personalidades históricas y arte fúnebre remarcable. Por ello la Unión Europea dispone de un catálogo de cementerios significativos o monumentales. En España, hay también una ruta de cementerios significativos.
Aunque en los espacios de entierro natural se evita levantar nuevas lápidas y nichos, estos espacios, cuando conviven con un espacio de inhumación con tumbas y mausoleos no alteran la identidad histórica poblacional que puedan contener.
Los entierros naturales no son incompatibles con otras opciones culturales. De hecho, es posible orientar hacia la Meca el lugar de entierro y por tanto acoger en el cementerio natural difuntos de la comunidad musulmana ya que estos por tradición entierran directamente en el suelo.
Una de las áreas en los cementerios españoles más fáciles de reorientar hacia el entierro natural serían las áreas de fosas comunes ya que son directamente los gobiernos locales quiénes controlan esos espacios.
El cambio climático supone un desafío que obliga a reconsiderar cómo gestionar los espacios verdes urbanos para disponer de ciudades más robustas y resilientes.
El entierro natural dentro de los cementerios urbanos podría desempeñar un papel importante para concienciar al público de que estos pueden ser espacios sostenibles que contribuyan a la mejora ambiental local.
La implantación del entierro natural podría a su vez ofrecer a las familias considerar la inhumación como una alternativa a la cremación. Saber que el difunto se armoniza con la naturaleza en lugar de simplemente pudrirse dentro de una cavidad de hormigón puede facilitar el duelo.
En el Reino Unido la implantación del entierro natural ha permitido redefinir tanto los cementerios existentes como crear nuevos espacios naturales memoriales que contribuyan a la mejora de los servicios ecosistémicos en las ciudades (1).
En definitiva, hay que repensar los cementerios, ya que estos se encuentran entre los paisajes modernos más tóxicos por sus impactos ambientales inmediatos y continuos, además de hacer un uso intensivo de recursos (2) (3).