El proceso de compostaje es una biotecnología, un proceso microbiológico acelerado que permite la transformación aeróbica y la estabilización de sustratos orgánicos incluidos los despojos cadavéricos de granjas.
Existe una dilatada experiencia en el compostaje de cadáveres animales la cual puede ser útil para implantar de forma rápida y segura el compostaje como tratamiento postmortem de seres humanos.
Recopilamos aquí algunos conceptos básicos de la experiencia agrícola en el compostaje de cadáveres de ganado muerto. Esta experiencia demuestra que es un proceso ético, ecológico y sobretodo salubre.
El compostaje es una biotecnología que se caracteriza por ser ambientalmente respetuosa con el entorno y sobretodo que por las propias características del proceso higieniza los restos cadavéricos. En otras palabras, que soluciona el problema de propagación de cualquier brote epidémico.
El gran interés del compostaje para transformar cadáveres de ganado muerto es que este proceso genera una fase de temperaturas termófilas (entre 50 y 70 grados centígrados) que desinfecta los restos. Y además permite obtener un producto estabilizado y humificado, libre de compuestos tóxicos para el hombre, y los ecosistemas.
El compostaje del ganado muerto no solo reduce el costo de la eliminación de las reses ganaderas, sino que genera un producto con un elevado potencial de mejorar la calidad del suelo. Durante el proceso de compostaje no se generan materiales tóxicos, ni olores desagradables.
El compostaje de animales de granja muertos comenzó tras la investigación realizada en la década de 1980 en la Universidad de Maryland. Los expertos de esta universidad norteamericana demostraron que los cadáveres de aves de corral se compostaban completamente en solo 30 días (Murphy and Handwerker 1988).
El proceso además de rápido era natural, salubre y no generaba lixiviados ni tóxicos para el entorno ecológico. Esta investigación utilizó un contenedor relativamente simple que requería menos mano de obra que el entierro de cadáveres en fosas.
El compostaje de cadáveres es un proceso rápido, limpio e higiénico. Como sistema ofrece un procesado biológico natural acelerado que permite transformar un residuo en un fertilizante.
Como biotecnología contribuye a prevenir la transmisión de enfermedades que pudiera tener el cadáver y sobretodo contribuye a proteger la calidad del aire y el agua y a reducir la molestia de los cadáveres y sus despojos.
En Estados Unidos, el compostaje de animales muertos se impulsa por ser considerada una opción de gestión ambientalmente respetuosa y que ofrece garantías sanitarias y beneficios económicos para los granjeros.
El compost de animales muertos se da por terminado cuando los tejidos blandos y la mayoría de los huesos ya no están presentes en los contenedores, pilas o hileras de compostaje.
La calidad del compost obtenido es proporcional a cómo se ha gestionado el proceso. Si se han mantenido las condiciones de aireación, humedad y material de los ingredientes adecuados, este proceso biotecnológico es infalible.
El Programa Orgánico Nacional del United States Department of Agriculture (USDA) de Estados Unidos no prohíbe el uso de compost elaborado con animales de granja muertos en cultivos orgánicos certificados (USDA, 2008b).
En algunos estados de Estados Unidos el compostaje de cadáveres de ganado muerto es una práctica tan habitual, que Incluso hay guías editadas en castellano (G1), (G2) y (G3) por diferentes instancias gubernamentales y científicas norteamericanas.
El tiempo necesario para compostar completamente una vaca o un caballo de tamaño completo varía según los materiales de compostaje, el clima y el manejo. El equipo del investigador norteamericano Thomas Glanville encontraron que la descomposición completa de órganos y tejidos blandos de una vaca se completaba en 4-6 meses en pilas construidas al inicio de la primavera o el verano, y en 8-10 meses si se iniciaban en otoño o invierno.
Los huesos son esencialmente de material mineral por lo que no se compostan, aunque si que se debilita su estructura y luego son fácilmente triturables y contribuir a la mejora del compost.
En las pruebas de campo de las investigaciones de la Washington State University (WSU), se descubrió que después de aproximadamente 3-4 meses de compostaje, muchos de los huesos más grandes podían romperse fácilmente y los huesos más pequeños (costillas, vértebras, etc.) se rompían incluso con la mano.
Todos las experiencias de compostaje de ganado muerto demuestran que el tiempo no es precisamente el factor limitante. Los factores que determinan un buen compostaje son la correcta aireación, la suficiente cantidad de material carbonatado para crear las condiciones de crecimiento de los microorganismos y también el agua.
El proceso de compostaje genera temperaturas altas por lo que el material se seca y precisa de una hidratación adecuada. Sin esta, entonces el proceso se detiene e inicia la descomposición maloliente.
Las investigaciones de la WSU y otras universidades norteamericanas también han demostrado que el compostaje puede descomponer de manera segura y efectiva los cadáveres de animales grandes en la granja en unos pocos meses.
El método del compostaje es el más útil en términos económicos y ecológicos para eliminar los patógenos bacterianos y virales más comunes en las muertes epidémicas masivas de las granjas. El compostaje inactiva patógenos e incluso los priones.
El producto final del compostaje es siempre el humus, un agregado orgánico compuesto de las diferentes moléculas orgánicas transformadas. No hay un compost igual pero es un fertilizante que enriquece los nutrientes del suelo y, por tanto, el humus obtenido es ideal para abonar pastizales o cultivos.
Debido a los cambios recientes y la aclaración de las regulaciones del Estado de Washington, el compostaje ahora se puede usar para la eliminación de aproximadamente más de veinte mil cabezas de ganado y miles de otros cadáveres de animales de granja al año.
En España, desde 2003, los ganaderos están obligados a retirar los cadáveres de los animales de sus granjas y a trasladarlos a depósitos donde se incineran o se tratan de forma especial en aplicación de la estricta normativa europea del Reglamento (CE) 1069/2009 (traspuesto en la legislación española en el Real Decreto 1528/2012, de 8 de noviembre)
Esta regulación fija las normas sanitarias aplicables a los subproductos animales no destinados a consumo humano (SANDACH), como los cadáveres de los animales (incluidos embriones, etc.) que mueran en una explotación ganadera.
La eliminación de cadáveres de animales se ha convertido en un tema importante en el ámbito mundial como consecuencia de la crisis de la BSE (encefalopatía espongiforme bovina) y de varios escándalos alimentarios ocurridos recientemente.
La finalidad de clasificar los diferentes Sandach obedece a la necesidad de proteger la salud humana, la salud animal y el medio ambiente. Sin embargo, esta norma no facilita el compostaje de cadáveres animales como sucede en algunos estados norteamericanos, aunque con condiciones es posible.
Aquí reseñamos la investigación llevada a cabo en el campo del compostaje de animales de granja muertos por un equipo del grupo de trabajo de Aprovechamiento Agrario de Residuos Animales de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de la Universidad Palencia.
Este equipo, dirigido por la Dra. Mercedes Sánchez, divulgaron en 2011 sus experiencias con un prototipo de biodigestor de compostaje cerrado discontinuo para facilitar el compostaje de animales de granja muertos.
Los prototipos de estos bioreactores cerrados discontinuos fabricados en el marco del proyecto Ekotek, no se llegaron a comercializar. Sin embargo, se instalaron en centros de investigación y mostrados en las V JORNADAS DE LA RED ESPAÑOLA DE COMPOSTAJE (2016). En estas, la Dra. Mercedes Sánchez y equipo, presentaron un interesante trabajo sobre el funcionamiento de su biodigestor para el compostaje de residuos animales de granjas avícolas.
1. La investigación en compostaje de animales muertos en universidades, centros de investigación y granjas que practican el compostaje de animales de granja muertos suma más de cuarenta años con un éxito rotundo. Sus resultados permiten convertir un despojo animal en un producto útil para la tierra e impedir la propagación de epidemias.
2. Cuando se incinera se generan cenizas y estas pueden ser guardadas en un cementerio o dispersadas en la naturaleza. El compostaje genera un producto de textura parecido a la tierra y el humus también puede depositarse en un camposanto. Por tanto, el compostaje de cadáveres humanos al igual que la cremación no vulnera las tradiciones religiosas actuales.
3. El proceso de compostaje en animales de granja demuestra que este se puede realizar en compartimientos personalizados de forma que la transformación corporal se mantiene diferenciada por cada individuo. En este sentido, el compostaje no es muy diferente de una inhumación con ataúd, pero con la ventaja que no genera residuos banales.
4. El proceso de compostaje de ganado muerto está autorizado porqué cumple con las regulaciones ambientales y sanitarias más estrictas. Implantar un proceso postmortem como el compostaje para los cuerpos humanos no precisa más que una mínima regulación de tipo cultural para garantizar el máximo respeto de cada cuerpo.
5. Para compostar un ser humano de unos 100 kg se precisan de 600 litros de ingredientes, con lo cual el recipiente donde se de el proceso ocupa tan sólo unas tres veces el espacio de un ataúd. La diferencia es que en el compostaje el producto final es humus fértil para la tierra.
En síntesis
Desde FuneralNatural creemos que ya es hora de dar un paso firme y reconvertir los actuales cementerios en espacios de compostaje y facilitar que el humus obtenido sirva para hacer florecer la biodiversidad en estos espacios de recuerdo para nuestros seres queridos.
Con los cementerios naturales creados a finales del siglo XX en los países anglosajones inhumando directamente en el suelo se dio un gran paso hacia los funerales ecológicos, pero el compostaje va un paso más allá.
El compostaje de cadáveres humanos, se llame humusación, recomposición o simplemente biorecomposición (al fin y al cabo el humus es una molécula recompuesta) es la gran apuesta que los servicios funerarios del siglo XXI deben asumir.