El maestro Thich Nhat Hanh falleció pacíficamente en el Templo Từ Hiếu en Huế, Vietnam, a las 00:00 horas del 22 de enero de 2022, a la edad de 95 años. Quiénes trabajamos a favor de concienciar sobre la importancia de aceptar el morir como parte de la vida, le debemos muchas reflexiones a este monje budista.
Este monje es especialmente conocido por la introducción en las culturas occidentales de la terapia meditativa "mindfulness". Sin embargo, en los últimos años casi cuarenta años vivió en el exilio en Francia en la Comunidad de Plumb Village (hasta 2018), por oponerse a la guerra de Vietnam. Estos últimos años en el Vietnam ha estado constantemente vigilado por la policía.
Durante sus décadas de exilio en Francia, organizó retiros y dio conferencias por todo el mundo. Nos lega un patrimonio de cien libros sobre mindfulness, la vida y la meditación.
La muerte fue bellamente tratada por Thich Nhat Hanh en el libro La muerte es una ilusión.
Thich Nhat Hanh transmitía que la muerte no es más que un producto del engaño de nuestros sentidos. Un engaño producido por nuestra visión de la dualidad que contrapone nacimiento-muerte.
Su metáfora preferida para ello era la de la nube, un presencia que no viene de la nada, sino que siempre procede de algo, pero ya existía antes de que la viéramos. Estaba en forma de vapor de agua, así que cuando aparece la nube es tan sólo la continuación de un estado.
No hay nacimiento sino sólo continuación. Y por eso cuando la nube se deshilacha o simplemente desaparece lo puede hacer en lluvia, rocío, escarcha, o nieve que cuando el sol lo ilumine tan sólo nos recuerda el paso de una nube.
Para la filosofía budista, la verdadera naturaleza de todo es no-nacimiento y por tanto no-muerte. La vida terrenal es tan sólo una transición entre estados.
Un aporte más acorde con el sentir occidental, es el de Norman Cousins (1912-1990), autor de Anatomía de una enfermedad (1993), quién lo expresó de modo parecido: "La gran tragedia de la vida no es la muerte. La gran tragedia de la vida es lo que dejamos morir en nuestro interior mientras estamos vivos."
Thich Nhat Hanh nos lega sabiduría en estado puro, como lo sintetiza este bello poema del maestro, una canción compuesta con las palabras y las enseñanzas que contiene el sutra «dirigido a los moribundos» del Angúttara Nikaya.
Si cantas esta canción o recitas este poema a un moribundo le ayudarás a dejar de pensar que tiene una identidad permanente ligada a cualquier parte del cuerpo o de la mente.
No estoy atrapado en este cuerpo.
Soy vida sin límites,
nunca he nacido y nunca he muerto.
Allá el ancho océano y el cielo colmado de estrellas,
todo se manifiesta desde la base de la consciencia.
Desde el tiempo sin principio siempre he sido libre.
El nacimiento y la muerte son solo una puerta
por la que entramos y salimos.
El nacimiento y la muerte son solo un juego de escondite.
Así que sonríeme, toma mi mano y dime adiós.
Mañana o incluso antes, nos encontraremos de nuevo.
Siempre nos encontraremos de nuevo en la fuente verdadera,
siempre nos encontramos de nuevo en los innumerables caminos de la vida.