Conocer las opciones existentes para la disposición de las cenizas funerarias de un ser querido, para hacerlo de la forma más ecológica posible, es el objetivo de este artículo. Conocer como dar un final digno y ecológico a las cenizas de un ser querido.
Aunque la cremación no es necesariamente la opción más ecológica, a menudo es una opción de disposición corporal asequible y significativa. De hecho, casi la mitad de los españoles están eligiendo en la actualidad la cremación (y en algunas provincias y ciudades es incluso mayor).
La cremación directa además es la mejor opción para no tener que pasar por protocolos que impiden una celebración del rito funerario como este se merece. Así que conocer qué hacer con las cenizas del ser querido es importante.
El Reglamento de la Policía Sanitaria Mortuoria (Decreto 2263/1974, de 20 de julio), es el que aprueba y regula las prácticas sanitarias relacionadas con los cadáveres y restos cadavéricos, las condiciones técnico-sanitarias de los féretros, los vehículos y las empresas funerarias, además de los cementerios y otros lugares de enterramiento.
Sin embargo, cada autonomía ha regulado estas prácticas según sus criterios particulares, aunque en el marco de este anacrónico reglamento. En el artículo 53 del mismo se establece que "las cenizas resultantes de la cremación serán colocadas en estuches de cenizas, figurando en el exterior el nombre del difunto. Dichos estuches podrán ser objeto de traslado o depositados en el propio cementerio. A este efecto, los cementerios dispondrán de una zona en tierra o en nichos para la colocación de los estuches de cenizas mortuorias".
No hay que olvidar que si la urna no es biosoluble o biodegradable, estamos depositando un residuo contaminante en el entorno. Una urna de metal, plástico, vidrio o cerámica, depositada en el medio ambiente (tanto si se vierte en el mar como si se entierra una urna no degradable de metal, vidrio, cerámica, etc.) se convierte en un residuo.
Lo que NO especifica el reglamento es que hacer con el contenido del estuche, o sea las cenizas. Así que se entiende (a no ser que se diga lo contrario en alguna otra norma autonómica o local) que la dispersión de las cenizas está autorizada y que si no se depositan en el cementerio pueden conservarse donde se estime.
Hay que consultar las leyes y reglamentos locales al elegir qué hacer con las cenizas de un ser querido. Tan sólo algunos municipios han regulado la dispersión en determinados lugares. Aunque es también cierto que la industria funeraria presiona para que se prohíba esparcir las cenizas en la naturaleza.
En países como Francia, se prohíbe específicamente mantener los restos cremados en el hogar, mientras que otros países no permiten la dispersión y tan sólo la inhumación en cementerios.
En nuestro país, entre un 10 y un 15 % de las cenizas se quedan en el almacén del crematorio porqué la familia no las va a recoger, incluso habiendo escogido una urna.
A menudo la razón esgrimida por algunas de estas familias es porque las funerarias no informan adecuadamente de las posibilidades para dar a las cenizas funerarias un destino fácil y a la vez digno.
Aceptada la opción de la cremación, los 3 a 4 litros de cenizas que se entregan a la familia, estas se entregan en una urna que hay que elegir. La mejor opción es escoger una urna biosoluble que junto a las cenizas podrá disolverse en el suelo o en el agua, sea de un río, lago o el mar.
La opción más ecológica es pues de forma ceremonial inhumar la urna biosoluble con las cenizas en algún lugar de la naturaleza que la familia o el difunto valorasen. Con este proceder facilitamos la desintegración de los dos materiales y dejamos un recuerdo memorial en un espacio apreciado ya sea un ecosistema terrestre o acuático.
Evidentemente, la dispersión de las cenizas en la naturaleza vaciándolas de la urna y depositando esta para ser reciclada (si no es biosoluble) es lo aconsejable. Claro que también se puede guardar la urna para otro funeral en la familia.
La inmersión de las cenizas en el mar es un servicio que debe contratarse, pero en la zona del litoral mediterráneo hay algunas empresas náuticas que lo ofrecen. En este caso, también es imprescindible que la urna sea biosoluble (en base de sal, arena o similar).
La otra opción es esparcirlas en un espacio preparado a tal fin. Actualmente, la mayoría de los cementerios ofrecen espacios para esparcir cenizas de forma gratuita. Otros ofrecen que en el lugar dispersión dentro del propio cementerio se pueda plantar un árbol memorial; pero en este caso como servicio de pago.
Otra forma de integrarlas en la naturaleza es con una urna diseñada para contener las cenizas y a la vez a plantar un árbol en la misma. Esta posibilidad es la que ofrecen urnas como la Koffie, la Bios Urn o la The Tree Remembers. Todas ellas de materiales (poso de café y cartón) que la naturaleza puede reabsorber.
El rito de la cremación deja como residuo las cenizas del difunto y estas se les da un tratamiento ritual. Desde los campos de urnas íberos hasta los columbarios en los campos de futbol actuales, se han habilitado espacios para conservar estas cenizas funerarias.
Estos sepulcros colectivos a modo de nichos pero para ubicar en el mismo la urna cineraria reciben el nombre de columbario por su similitud a los nichos de un palomar. Pero la arquitectura que los hospeda puede ser incluso monumental, como la que ofrece la empresa británica Sacred Stones imitando un túmulo megalítico.
Mayormente, los columbarios se encuentran dentro del recinto de los cementerios y al igual que los nichos o tumbas se alquilan por un largo tiempo a la familia (hasta 99 años) con la fórmula legal de una concesión durante un tiempo concreto.
Desde un punto de vista ecológico, la huella de los columbarios puede ser alta. Si a la misma además sumamos la de la propia cremación no es la opción más recomendable para el medio ambiente y se agrava porqué el depósito en el columbario exige una urna durable y no biosoluble. En definitiva, una mala opción para quién quiera ser fiel con sus convicciones ambientales.
Durante la segunda década del siglo XXI, algunos clubs de fútbol españoles crearon columbarios en los espacios de sus estadios para que los aficionados fallecidos pudieran reposar con sus cenizas en el Club que amaron (1) (2) (3).
En algunos casos, la construcción de un columbario tiene como idea de fondo disponer de ingresos extraordinarios. En el caso de los clubes de fútbol la operación se basa en construir centenares de columbarios para ser alquilados por unos tres mil euros para un plazo de 99 años. La realidad de este servicio (2022) es su baja ocupación e incluso hay denuncias de los clubs por los impagos de las empresas promotoras.
Las cenizas humanas resultantes de la cremación es un polvo mineral mayormente compuesto por fosfato cálcico. Esta estructura mineral permite que con la misma se puedan reconvertir en otros componentes minerales para conformar esculturas, piedras, vidrio, etc.
Sin duda, puede ser una opción para personas muy apegadas a su ser querido ya que este tipo de producto puede ser conservado en un lugar visible de la casa o incluso llevarlo encima.
Es evidente que desde el punto de vista ecológico, supone un consumo energético importante dado que las cenizas serán o bien horneadas, fundidas o mezcladas con otros productos químicos.
En cualquier caso, no en nuestro país, pero si en la economía global existen estas posibilidades de recuerdo funerario solidificando las cenizas del difunto.
En Estados Unidos, la empresa Parting Stones fabrica piedras que luego pueden colocarse de forma ornamental en el jardín. Aunque en nuestro país no hay un servicio de este estilo se puede contactar con algún ceramista local y plantearle esta posibilidad. No sólo generando piedras sino incluso una escultura a modo de exvoto.
También un fabricante de vidrio puede emplear las cenizas para conformar algún tipo de recuerdo en este material. También en Estados Unidos, la empresa Spirit Pieces ofrece esta opción. La sofisticación artística es proporcional al incremento de huella ecológica del producto.
Cuando nos olvidamos que compartimos con otros seres vivos el planeta Tierra, entonces la imaginación humana puede ser poco ecológica. En la dispersión de las cenizas funerarias también lo ambiental se puede desbordar.
En el Reino Unido, se ofrece una dispersión de cenizas monumental mezclando esta con la pólvora de fuegos de artificio.
En Estados Unidos hay empresas que facilitan la dispersión de las cenizas en el aire desde un pequeño aeroplano. En nuestro país alguna empresa de vuelos con globos aerostáticos lo ha permitido.
A un nivel menos asequible económicamente hay empresas que con un globo meteorológico las elevan para que se pierdan en la estratosfera a más de 22 km de altura. Por supuesto, la dispersión en el espacio con un cohete también se ha imaginado y realizado.
El deseo de la despedida puede también no tener límites, aunque si los tiene la huella ecológica de toda actividad humana. La mayoría de estas últimas opciones descritas son de una elevada huella ecológica.