
El cuerpo que pasa
Nathalie Rey, agradeciendo especialmente a Simge Burhanoğlu, Azra Ismen, Ayda Kayra, Izel Karaca y Burak Mert
El cuerpo que pasa es una vídeoperformance de la artista Nathalie Rey que reflexiona sobre el ciclo de la vida y la muerte y el impacto de la humanidad en el entorno natural y la propia sociedad.
Creada en Performistanbul, la representación consta de tres actos: el tiempo como un continuo infinito a modo de reloj de arena humano, un proceso de muda que simboliza la regeneración a través de la lucha y la descomposición o transformación del cuerpo en humus que alimenta una nueva vida.
Estos tres estados hablan de una misma realidad: el cuerpo humano como materia orgánica finita en constante transformación que participa en el ciclo de vida y la muerte de nuestros ecosistemas.
De manera simbólica (en las dos primeras secuencias) o más directamente (en la proyección final), la obra intenta romper el tabú de la muerte considerándola desde un ángulo biológico.
Para ello busca sensibilizar a los individuos sobre el impacto ecológico del propio cuerpo (y su muerte) y la necesidad de resituarlo en el corazón de un ciclo más natural y duradero.
Sensibilizar sobre las alternativas ecológicas
La vídeoperformance comienza con la artista Nathalie Rey (1976) emergiendo de un ataúd orgánico fabricado en lana a modo de ejemplo de féretro biodegradable.
Acto seguido se sitúa en el interior de un hoyo cavado en la tierra, donde un chorro de arena, similar al flujo de un reloj de arena comienza a cubrirla lentamente. A la vez, su cuerpo nos muestra la resistencia a ser sumergido por la arena.
Entonces la artista sale del hoyo y se enfrenta al reto de quitarse sus vestiduras vitales para al final volver libre y desnuda a la tierra a la que se entregará dócilmente.
Cada capa del vestido, representada por un tejido de finas membranas, le cuesta lo suyo desembarazarse de cada una de ellas. En este momento podemos imaginar que estas capas vitales son una representación de nuestros apegos.
Finalmente, totalmente, desnuda se entrega a ser descompuesta por los gusanos. Estos darán paso a que el cuerpo se convierta en sustrato para la vida vegetal, permitiendo primero la germinación de hierbecillas, flores y finalmente de los árboles que se han nutrido de su cuerpo cadáver.
La materia orgánica finita en constante transformación
El pintor Edvard Munch (1863-1944) lo expresó con mucha sinceridad: "De mi cuerpo descompuesto crecerán flores, y yo estaré en ellas; eso es eternidad".
Es en este necesario paradigma que la mortalidad se convierte en regeneración, dando no sólo nueva vida, sino interconectándose con todos los organismos vivos que alimentan los ciclos vitales de la naturaleza.
Esta live performance forma parte del proyecto de Nathalie Rey, Vivir bien Morir bien presentado en varios centros cívicos de Barcelona a lo largo de 2025, cuyo objetivo es dialogar sobre la muerte sostenible.
El trabajo que presenta Rey es el resultado de la investigación artística (un)natural cycles and necro-business realizada en la estancia artística Gate 27 en Marzo y Abril 2024.