14 días, 12 noches
Anne Dorval, Leanna Chea, François Papineau, Hiep Tran Nghia, Tran Thi Le Hang, Ngoc Thoa, Laurence Barrette
14 días,12 noches es una película con tintes de documental etnográfico que navega por el río del drama de la vida entre dos tiempos, entre dos culturas y entre dos madres.
Todo empieza en 1990, cuando una joven vietnamita en el pueblo de Ky Son (al norte de Hanoi) da a luz a una niña. Para la abuela esta niña (cuyo padre es un joven francés) es una deshonra para la familia y obliga a entregarla a un orfanato para que sea adoptada por extranjeros
Al cabo de un año la niña será dada en adopción a una pareja canadiense que la llamarán Clara. La cuidarán con todo su amor, pero en 2007, Clara, en plena juventud muere en un trágico accidente.
Un año después, en 2008, la madre adoptiva regresa al orfanato vietnamita buscando trazas de la madre biológica para compartir el duelo.
El duelo por una hija adoptada
No hay más dolor que el de la pérdida de una hija o un hijo, y si es en plena adolescencia todavía más. Hay muchos testimonios en libros vivenciales.
14 días, 12 noches, es una película llena de silencios que acompañan el llanto del alma. De la pena que deambula por la aflicción en mayúsculas ante el duelo por la pérdida de la hija.
Una banda sonora de música inmersiva nos sacude el alma, mientras esta se hunde en la esencia de dos culturas, de dos vivencias y de dos formas de maternidad. La película nos inunda con la emoción del duelo en mayúsculas, sin necesidad de escenas para la lágrima fácil.
Retumba en nuestros oídos la bravura del mar Ártico que ruge enfurecido por la pérdida de esta niña adoptada y acogida, Clara y lo contrasta con el tormento silencioso de una madre vietnamita huérfana a la que arrebataron a su hija y la dieron a los bárbaros.
Gracias a un trabajo interpretativo de gran calado de las dos mujeres protagonistas, la historia, que puede parecer simple, se convierte en un homenaje a todas las madres y padres que han vivido la experiencia de este tipo pérdida.
No es un peregrinaje para concluir un deseo como en The Way llevando las cenizas por el Camino de Santiago para honrarlas en un sitio recordado,
El dolor del duelo es también el dolor de un pueblo
14 días, 12 noches, no es un viaje cultural al encuentro de los orígenes de una hija adoptada. Es un viaje a las profundidades del corazón donde arde el tormento, de la pérdida más sentida, la de la hija. Pero sobretodo es un viaje para encontrar la paz del perdón.
La película nos lleva a de viaje al dolor que persiste en el espíritu de un pueblo al que las dos guerras sufridas rompieron familias enteras y donde el drama sigue vivo. Un drama que no se percibe en el rostro siempre sonriente, pero sí en el alma afligida.
Es una película claramente intimista pero a la vez con toques costumbristas. Mientras el duelo guía los pasos de la madre adoptiva, la madre biológica transita en silencio por sus diversas pérdidas vitales.
Al final, sólo la redención de ambas puede darles el consuelo que el corazón siempre anhela. La bella canción La mareé haute de la artista Lhasa de Sela cierra la cinta.