Línea mortal
Julia Roberts, Kiefer Sutherland, Kevin Bacon, William Baldwin, Oliver Platt
A mediados de los años setenta apareció un libro rompedor: Vida después de la vida (Life After Life) de Raymond A. Moody, en el cual se recopilaban historias clínicas de experiencias cercanas a la muerte (ECM).
A partir de este momento, la ciencia médica se animó a investigar sobre el tema. En un primer momento se intentó calificar que todos los relatos de las experiencias cercanas a la muerte eran meras alucinaciones provocadas por por la ausencia de oxígeno en el cerebro (anoxia) y la liberación de las endorfinas tratando de contrarrestar situaciones de estrés fisiológico.
Sin embargo, con los años, los datos sobre los puntos en común de todas las vivencias de ECM se acumulan. El primer dato incontrovertible es que sólo un 18% de los pacientes con encefalograma plano sufren una ECM.
Durante una ECM el individuo, considerado como clínicamente muerte, no pierde la identidad propia y escucha todo lo que ocurre a su alrededor, pese estar en un estado sin tiempo ni espacio.
Otra característica es que las personas que han experimentado una ECM tras la vivencia incorporan cambios importantes en su forma de abordar la vida; pierden el miedo a la muerte, son más altruistas y, sobre todo, más espirituales.
Especulación científica sobre las experiencias cercanas a la muerte
A finales de los ochenta Hollywood se plantea abordar la temática de las ECM. Línea mortal (1990) es una película pionera sobre el tema. Contó con un buen plantel de actores, incluida Julia Roberts que estaba saboreando el exitazo de Pretty Woman (1990).
El argumento de la película trata de cinco estudiantes de medicina a los que uno de ellos les involucra en experimentar la muerte durante unos minutos para luego ser reanimarlos y mientras poder experimentar que hay más allá de la muerte.
"Me vais a administrar 20 cc de óxido nitroso y también pentotal sódico y me colocáis una manta térmica. Cuando la temperatura corporal baje a 30 ºC me cargáis 200 julios de corriente eléctrica y me paráis el corazón.
Luego me quitáis la mascarilla y cuando el encefalograma sea plano y por tanto el cerebro estará sin actividad me dejáis 30 segundos para que yo pueda estar explorando más allá de la vida. Luego enchufáis la manta térmica hasta que alcance mi cuerpo los 34ºC y despacio inyectáis 1 mililitro cúbico de adrenalina y al minuto con el desfibrilador me devolvéis a la vida."
Con este protocolo, cada uno de ellos intentará quedarse "sin vida" el mayor tiempo posible. Lo que inicialmente empieza siendo una búsqueda sobre que experiencia puede darse después de la muerte, acaba siendo una adivinanza psicológica.
Para sus "buscadores", Nelson, Rachel, Labracció y Joe la experiencia de la muerte cerebral temporal les lleva a revivir situaciones de su pasado y que fueron conflictivas.
El perdón como expiación
Mientras estos estudiantes de medicina intentan averiguar si hay algo más allá de lo que cuentan las religiones o las filosofías sobre la muerte, la película lleva el argumento a lo moral. Así que la única solución a la puerta cerebral que abrirán no les dará pista alguna sobre si hay algo más allá de la muerte.
Para Nelson, Rachel, Labracció y Joe, que participan en el experimento de la muerte cerebral, se dan cuenta que han revivido situaciones del pasado dramáticas. Para evitar la neurosis de la secuela de la vivencia, se verán impulsados a buscar cómo pedir perdón por el daño que causaron en el pasado.
Entre ellos surgen dudas ante lo que han vivido estando con el encefalograma plano. Su conclusión es que es una experimentación demasiado peligrosa puesto que les lleva a revivir sus "pecados".
En cualquier caso, la película pasa de puntillas por lo que realmente son las experiencias cercanas a la muerte, aunque sí se nos muestra a Rachel interesada en investigar sobre el tema entre sus pacientes. La película parece atrevida en su inicio, pero luego no se atreve con el tema escogido.
Una película de escenarios góticos
Aunque el argumento se va repitiendo a lo largo de casi dos horas, la dirección de la película consigue captar el interés ya que una parte de las visiones de los protagonistas suceden en ambientes sórdidos de Chicago y de noche. Aunque para nada es una película de terror psicológico si que incluye alguna escena, aunque light, de este género.
Las salas del Loyola University de Chicago y del Chicago's Museum of Science and Industry sirven para que la fotografía sea un elemento complementario que da al film una interesante atmósfera escénica.
En 2017 se estrenó un remake titulado en castellano como Enganchados a la muerte dirigido por Niels Arden