Living es una adaptación de Vivir (Ikiru) (1952) una de las grandes obras del influyente cineasta japonés Akira Kurosawa (1910-1998), una de las mejores alegorías cinematográficas sobre la vida y la muerte.

No es nada fácil hacer una adaptación o remake de una joya del cine como es Vivir -Ikiru (1952) de uno de los grandes directores de cine. Pero hay elementos que dan sentido a esta versión titulada Living (2022) que firma el cineasta sudafricano Oliver Hermanus (1983 -).

En España la película llega de la mano de una distribuidora con sensibilidad como es Wanda Vision y Filmin (ver el video de las What the fact de Vivir, abajo).

En primer lugar hay que señalar que el guion es del Premio Nobel de Literatura de 2017, Kazu Ishiguro (1954-) japonés que vive en el Reino Unido (desde 1983) y conocido sobretodo por su laureada novela Los restos del día (1989), y cuya película fetiche era precisamente Ikiru de Kurosawa.

Este autor introduce una forma de hablar no sólo muy british, sino con vocablos poco convencionales en el lenguaje oral. Los subtítulos no pueden más que esbozar la idea de cada diálogo de los personajes y se han colado errores de interpretación.

En segundo lugar, probablemente, esta situación coyuntural y de maestría literaria de Ishiguro, ha facilitado que la adaptación sea fiel. Para darle un toque diferente introduce el inicio de una historia de amor. Cuesta un poco de creer que la burocracia británica fuera en los años cincuenta como la de la obra de Kurosawa.

Para el director Oliver Hermanus esta película aborda temas universales. “En el fondo, es una historia sobre la muerte como afirmación de la vida. Este hombre se da cuenta de que su vida está llegando a su fin así que siente la urgencia de vivir. Siempre pensé que era una historia que valía la pena contar hoy porque siempre estamos distraídos. Vivimos mirando nuestros móviles, mirando hacia el futuro. Así que es interesante dar un paso atrás y  preguntarse qué significa estar presente en tu propia vida”.

Funcionario en etapa terminal

El funcionario de obras públicas, Sr. Williams le detectan una enfermedad terminal que despierta su necesidad de hacer algo útil. Su momento vital se sitúa en el Londres devastado por la Segunda Guerra Mundial y que hay que reconstruir.

El señor Williams es un burócrata de pies a cabeza, que en época de vacas flacas en una ciudad tan importante como Londres actúa como buen funcionario de Obras Públicas.

Su diligencia laboral rígida y despiadada, aunque cortés de cara al público, en realidad lo convierte en un ser evasivo y que le importa poco la ciudadanía a la que debe servir.

Pero a partir del diagnóstico médico terminal, aparece un doble en el personaje. De funcionario apagado pasa a persona renacida. Y para ello contará sobretodo con la ayuda de una excompañera de trabajo.

Si en la versión original Toyo define a Watanabe como una momia, en este caso, la Srta. Margaret Harris, quién posee la vitalidad que a él le falta, define al Sr. Williams como un zombie. Una especie de muerto viviente, un zombie al que sus subordinados temen como jefe y figura pública, pero al que realmente no conocen.

El protagonista de Living es antisocial, pero melancólico y, por tanto, con toques de exquisita sensibilidad. La sentencia de muerte le abre el caparazón de tristeza profunda que lo empujará a recuperar las ganas de vivir con intensidad el poco tiempo que le queda, de seis a nueve meses.

La canción personal del Sr. Williams, que se confiesa medio escocés es The Rowan Tree (El serbal), que en realidad no canta el tiempo que se va como la de Watanabe en Ikiru, sino a la belleza de la naturaleza que nos acompaña:

"¡Qué hermoso eras en el verano! / Con todos tus racimos de flores blancas / ¡Cuán rico y alegre tu vestido de otoño, / con sus brillantes y rojas bayas / En tu hermoso tallo había muchos nombres / que ahora ya no veo / pero que están grabados en mi corazón..."

Reaprender a vivir

Living nos aporta como propuesta el intento de dar respuesta a una cuestión existencial ¿estamos seguros de que vivimos con ilusión o simplemente rutinariamente?.

La vida propuesta de la historia es que aquello que da sentido a la vida está en aquello que proponemos de bien para los demás, para nuestros convecinos.

La vida laboral rígida y sin la componente humana y anteponiendo las normas a las necesidades reales, carece de sentido. Por eso el personaje del Sr. Williams, después de que le diagnostiquen el cáncer terminal intenta un nuevo estilo de vida.

Su intento para gozar de la vida, inicialmente con la juerga, no le funciona. Será el contagio de la vitalidad de su excompañera de trabajo quién le indique el camino para alzar el vuelo vital.

Es así como se empeñará para hacer felices a las madres y a sus hijos a quienes antes ninguneó como funcionario rígido.

El verdadero vuelco que da sentido a su vida es ayudar a que el ayuntamiento construya un pequeño parque infantil para esta comunidad. Un parque largamente dormido entre los papeles de la burocracia municipal y anhelado y reclamado desde el vecindario.

El valor de lo humano

Siguiendo la moraleja de la cinta original, Living también resalta la importancia del aspecto humano de sus personajes. 

Esto es lo que sucede una vez el protagonista ha muerto cuando la mayoría de sus colegas debaten sobre el mérito del parque infantil y cómo es que el Sr. Williams se puso tan persistente para que se ejecutara el proyecto del parque..

Uno puede pensar que la administración actual europea no tiene nada que ver con la que plantea el film situado en época de post guerra.

Es evidente, que en el ultimo medio siglo la administración es más eficiente. Sin embargo, los procedimientos administrativos actuales, aunque garantistas, siguen sin entender de prioridades comunitarias y olvidan casi siempre el factor humano para priorizar.

La historia del Sr. Williams no es más que una gota en un océano de burocracia que ante todo primero se defiende asi misma y luego, si se puede, se atiende a la ciudadanía, pero no lo contrario.

Y la moraleja de la película es trabajar desde la humildad y el servicio a la comunidad. Y esto es lo que le recuerda en una nota póstuma que le lega a su colaborador, el Sr. Peter Wakeling: "no olvide que todo lo que hacemos, por importante que parezca no permanece más que un tiempo."

Living es un remake interesante que hace más asequible la lectura de aquella obra maestra de Kurosawa. No es sólo una adaptación a la visión occidental, sino que además tiene un metraje más asequible: 102 minutos (contra los 160 de la de Kurosawa, aunque aquellos son un gozo).

>> Descargar Pressbook del film elaborado por la distribuidora, Wanda Vision.