Polvo serán
Ángela Molina, Alfredo Castro, Monica Almirall, Manuela Biedermann. Johnny Prado, Alván Prado, Patrícia Bargalló, Oriol Genís, Valeria Scheilen, Emma Corbacho
Polvo serán cuenta la historia de la diva Claudia, quién tras conocer que padece un tumor cerebral incurable, decide que dado que en España la eutanasia es legal pues solicitarla.
El problema es que Flavio, su pareja, que no se ha separado de ella en los últimos cuarenta años no quiere vivir sin ella. Así que la única opción es irse a Suiza para poder morir los dos juntos.
Pero, en medio de una boda, la hija de ambos, Violeta, desvela las intenciones de sus padres a sus hermanos para cambiar el curso de los acontecimientos.
Una película luminosa sobre la muerte y el amor
El eje central del film es el amor y los sentimientos de cada uno de los personajes así como pequeñas pinceladas de humor que nos permiten acercarnos a las emociones de esta pareja.
Cuando la eutanasia o la muerte digna es legal, pero todavía un tabú, este film invita de forma atípica a reflexionar sobre el derecho a decidir hasta cuando vivir cuando la salud interrumpe la vitalidad o cuando entre dos personas que han forjado su vida en común, uno va a morir.
Todas vamos a morir, pero la cuestión es que motivos hay para no querer seguir viviendo cuando ya se ha gozado de una vida plena y larga.
¿Los padres cuando envejecen pasan a ser propiedad de los hijos?
Esta pregunta podría parecer fuera de lugar, pero el deterioro de la vejez parental pone en jaque el papel de hijas/hijos. En el seno de la familia de Claudia y Flavio, cada uno de ellos tiene una visión particular de la historia de sus progenitores.
Violeta los atiende mientras la otra hermana Lea no perdona el papel que ha ejercido su madre sobre ella. La decisión de la pareja de morir juntos supone también un reto, pues Flavio goza de perfecta salud y alberga muchas posibilidades para seguir viviendo.
Aquí pues la determinación de dejar esta existencia junto a la de su mujer es un verdadero acto de amor o una insensatez. El límite en esta determinación queda claro cuando lo entrevista el psicólogo. Es una secuencia de antología.
En cierto sentido, la película es un guiño al poema de Francisco de Quevedo (1580-1645) “Amor constante, más allá de la muerte”:
Cerrar podrá mis ojos la postrera / sombra que me llevare el blanco día, / y podrá desatar esta alma mía / hora a su afán ansioso lisonjera....
...su cuerpo dejará, no su cuidado; / serán ceniza, mas tendrá sentido; / polvo serán, mas polvo enamorado.
Homenaje contemporáneo a la danza macabra
La danza macabra o de la muerte fue una expresión pictórica y coreográfica cultural de los siglos XV al XVII. En estas se representaba a la muerte como esqueletos que danzan y hacen procesiones.
La danza macabra en el medioevo fue concebida como una advertencia de las clases populares hacia los poderosos y una fuente de consuelo ya que la muerte no distinguía entre clases.
Polvo serán parece un homenaje a este género artístico expresivo de la Edad Media. A lo largo del metraje se van intercalando coreografías que dejan atónito al espectador y lo relaja frente a la crudeza temática.
Una de las particularidades de esta película pues es que utiliza la danza contemporánea con unas coreografías preciosas de la compañía de danza barcelonesa La Veronal.
Coreografías de danza contemporánea que acompañan al argumento potenciando su sabor como lo haría cualquier saborizante en una receta culinaria.
A través de sus movimientos, las danzantes nos muestra la profundidad de los sentimientos que emergen cuando se aborda la muerte. Profundidad que los diálogos no pueden expresar.
Precisamente, en la primera escena de la película Claudia baila en un plano secuencia, un tango perseguido por los sanitarios del hospital que intentan calmarla. Pero, no es la única, y todas ellas son de una belleza sublime.
Una película que llega al alma
No estamos ante el drama entre amigas de la recientemente también estrenada de La habitación de al lado (2024) de Pedro Almodóvar.
La película de Carlos Marqués-Marcet, que culminaría una triología sobre el "amor", es ante todo un viaje por los sentimientos contradictorios en el seno de cualquier familia.
Un viaje en el que lo cómico y lo musical pone la guinda de una película inteligente y diferente. Un viaje en el que la pareja protagonista Ángela Molina y Alfredo Castro no podían bordar mejor sus papeles.
Las coreografías y las canciones de María Arnal, tienen tintes que recuerdan el Siglo de Oro y la época Barroca, este momento de la historia en que la muerte no era el tabú que es a día de hoy.
Este contraste, va apareciendo a lo largo de las cuatro partes en las que se divide la película. Una película que se sale de lo común y que plantea otros temas de fondo como es el amor verdadero (o no), y todo ello con la excusa de la muerte digna.