Semper Vivens es una curiosa y sofisticada urna funeraria que permite que las cenizas crematorias puedan garantizar la germinación de una semilla del árbol de catalpa.
Tiene un diseño portentoso y es el resultado de un esfuerzo tecnológico importante. Quizás un poco excesivo para algunos, pero pensado para que la semilla del árbol que representará al difunto crezca con garantías.
La urna Semper Vivens más que una urna es un kit que se compone de un recipiente de cerámica blanca así como de los complementos de alta tecnología que el árbol que tomará el relevo del recuerdo de la persona fallecida crezca y acompañe a la familia en su entorno íntimo.
Se sabe que las cenizas del crematorio son esencialmente inorgánicas, compuestas en su mayoría de fosfato cálcico (el polvo tras moler los huesos incinerados). Por tanto, para que las cenizas sirvan de sustrato para las plantas deben mezclarse con tierra vegetal.
La primera urna pensada para hacer crecer una semilla es la Bios Urn compuesta de un recipiente de cartón y el sustrato vegetal donde colocar la semilla y debajo de la cual se colocan las cenizas.
El sentido de las urnas cinerarias diseñadas para facilitar la germinación de una planta es que esta simbolice la presencia memorial del ser querido fallecido.
Sin embargo, es cierto que la germinación y crecimiento de un árbol está sometido a múltiples factores. El proyecto de la urna Semper Vivens fue creado para garantizar la germinación y crecimiento de un árbol al 100 %.
Para ello, los promotores de la urna Semper Vivens, testaron un centenar de especies vegetales, analizaron más de 115 sustratos y ensayaron con todas ellas más de 36 protocolos de riego.
Para llegar al diseño de este kit funerario también testaron más de sesenta y cinco mil semillas, invirtieron más de cinco mil horas de experimentación y realizaron centenares de pruebas metodológicas. Finalmente, decidieron que la garantía la ofrecía la semilla del árbol catalpa (Catalpa bignonioides).
La urna o mejor dicho, el kit memorial Semper Vivens, es pues resultado de un diseño concienzudo para generar un dispositivo sofisticado, bello y armonioso. A la vez, se ha creado un producto fúnebre de la más alta ingeniería que garantiza la germinación de una semilla a través de las cenizas.
Es evidente que a primera vista puede parecer un producto de lujo (aunque el kit incorpora calidades de excelencia, el precio es elevado). Sin embargo, el interés de sus creadores es que no se produzca frustración si la familia escoge utilizar las cenizas cinerarias para plantar un árbol en recuerdo del ser querido.
Está claro que hay muchas especies de árboles para que simbolice la memoria del fallecido. Pero, además de garantizar la germinación y crecimiento cualquiera puede esperar también que sea un árbol singular.
En este sentido la catalpa, oriunda del sudeste norteamericano, es un árbol de follaje abundante y porte redondeado. Sus hojas son grandes (de unos 25 centímetros de largo por 15 de ancho), con base acorazonada que cuelgan de un largo peciolo y acabadas en una punta corta
Otra característica es que se trata de un árbol de un vivo color esmeralda, especialmente brillante en primavera. Se adapta muy bien a los climas templados por lo que se ha naturalizada en muchos países.
Por ser de dimensiones medianas y resistente a la contaminación se ha empleado mucho en jardines y paseos urbanos. Es cierto que todas las partes del árbol son venenosas, pero a nadie se le ha ocurrido comer sus hojas o inflorescencias.
"No está ausente a quien la memoria le visita" reza la publicidad de la Semper Vivens y rematan: " Ya desde la antigüedad hasta nuestros días, primero con la palabra y a continuación con el arte en todas sus disciplinas, recuperamos el recuerdo a través de la imagen."
Más allá de la opinión que pueda merecer este producto, que en términos de huella ecológica no es despreciable, hay algo que siempre quedará (porcelana, cucharón para la manipulación de las cenizas con oro de 24 kilates, etc.)
La Semper Vivens es un proyecto que aúna la expresión de artistas, artesanos y la sabiduría del hombre que cultiva la tierra. Sabiduría encarnada en la experimentación científica.
Todo para garantizar la germinación de una semilla que con las cenizas del crematorio estas sirvan de sustrato a una vida en términos memoriales.
El objetivo de esta urna, más allá de un recipiente para el crecimiento de un árbol, es belleza en todos los sentidos. Por tanto, es vidente que se pueden criticar o reseñar muchas fallas en cuanto a sostenibilidad, pero al arte y la belleza se la puede disculpar.
Sin embargo, esta urna no es apta ni para bolsillos mileuristas ni para ecologistas puristas. En cualquier caso es un ejemplo de que cuando lo funerario pulsa por "ambientalizarse", la imaginación no tiene límites.