En España no están autorizados los sepelios marinos como en el Reino Unido, por ejemplo. Sin embargo, si está permitida la dispersión de cenizas en el mar.
La navegación hasta el lugar de la celebración de un sepelio marino o sepelio náutico para cenizas sólo pueden realizarlo empresas autorizadas.
Para acercarse a la zona marina de disposición de cenizas de forma legal se emplean embarcaciones que pueden tener un fuerte impacto en emisiones tóxicas a la atmósfera.
La complejidad burocrática que exige el depósito de urnas con cenizas en el mar ha promovido la existencia de empresas que ofrecen este servicio de forma legal y que, algunas lo publicitan como opción ecológica.
Ante esta realidad creciente, en un cierto sentido algo oportunista por parte del mundo náutico, ofrecemos dos consejos.
El primero consejo es que para la travesía hasta el lugar de disposición escojamos una embarcación náutica de bajo consumo energético.
El segundo consejo es que nos asegurémonos que en el lugar del hundimiento de las cenizas se celebrará una ceremonia de despedida profesional.
El mundo de las embarcaciones de recreo es algo que se escapa a la mayoría de las personas. Hay embarcaciones a motor, a vela y mixtas. Las embarcaciones más habituales tienen esloras entre 4,5 y 8 m de longitud.
En consonancia con las esloras, la mayoría de las embarcaciones tienen motorizaciones de potencias equilibradas para obtener un comportamiento óptimo a un consumo mínimo. Las potencias de hasta 65 CV son las más habituales en pequeños yates y veleros.
Las lanchas motoras hasta 8 metros de eslora con capacidad para unas 7 personas pueden ir equipadas con motores de 200 CV (uno o dos). Los pequeños veleros de hasta 12 metros de eslora se equipan habitualmente con motores de 30 y 60 CV.
Otra a realidad a tener en cuenta es que en los motores fueraborda, los hay de dos tiempos y de cuatro tiempos. Los de dos tiempos, pese a ser más ligeros que los de cuatro tiempos, contaminan más, tiene un mayor consumo y son más ruidosos.
Según diversas estimaciones de los fabricantes de motores y de Salvamento Marítimo se calcula que los motores diésel empleados en las embarcaciones náuticas de recreo (nuevos) consumen a la hora 0,3 litros por caballo; en cuando a los de gasolina, los de cuatro tiempos consumen 0,4 litros por caballo, mientras que los de dos tiempos, alcanzan los 0,6 litros por caballo.
Por ejemplo, una embarcación con un motor de 115 CV a un régimen de 2.300 revoluciones por minuto que permite una velocidad de crucero de unos 8 nudos tiene un consumo de unos 15 litros por hora.
El consumo de los motores de náutica varía según la potencia del motor y por supuesto las revoluciones del mismo. Según nos apliquemos en una y otra esto nos da una idea de los litros de combustible que consumiremos por hora de navegación.
Lo que esta claro es que cuando más potencia suministra el motor, más consumo de combustible hay. La máxima potencia tiene lugar al mayor régimen de trabajo posible, que es la que aportaría la máxima velocidad.
Cuando el régimen de revoluciones del motor disminuye también lo hace la velocidad y el consumo, aunque este último no siempre proporcionalmente. Por tanto, en las embarcaciones de recreo, el consumo tiene que ver con la velocidad, pero también con el régimen de revoluciones que en parte depende de factores como el estado del mar y el viento.
Si pensamos en dispersar en el mar las cenizas de un ser querido hay que escoger la embarcación autorizada que ofrezca el servicio, determinar el puerto de salida y conocer el precio global del mismo.
Si miramos el catálogo de las embarcaciones de las empresas que ofrecen el servicio autorizado hay motoras rápidas, pequeños veleros y yates e incluso catamaranes. No es fácil escoger, por eso para aplicarse un mínimo en ecología hay que solicitar información sobre el consumo estimado del servicio.
La clave del consumo la marca la potencia de los motores y la velocidad y revoluciones durante la travesía hasta el lugar de hundimiento de la urna (ida y vuelta).
En este artículo hemos facilitado pues la información básica para exigir un viaje a bajas emisiones seleccionando una embarcación de potencia de motor razonable y realizando el trayecto a bajas revoluciones.
Si queremos un servicio de travesía marina de mínimas emisiones, hay que evitar las motoras con fuerabordas de más de 150 CV. En general, los lugares autorizados por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) se sitúan a unas 3 millas náuticas de la costa. El tiempo estimado del servicio (ida y vuelta más ritual) es de alrededor de una hora o algo más.
Es preferible contratar un servicio de algo más de duración, pero que permita viajar a menor velocidad. Así reducimos el consumo por hora y las emisiones tóxicas a la atmósfera.
Finalmente, debemos ser claros, las ubicaciones autorizadas no tienen sentido administrativo alguno cuando hundimos las cenizas con una urna biosoluble a base de sal. La sal y las cenizas se disuelven en la inmensidad del agua marina.
La ubicación de GPS o el certificado de coordenadas es un dato absurdo, excepto para el funcionario adscrito al ministerio de lo absurdo que lo registrará.
Si en el Mitma se preocuparan realmente por la calidad de las aguas en el mar y la crisis climática, autorizarían zonas más cercanas a la costa, facilitando una travesía más corta a algún lugar con una profundidad adecuada, sin presencia de praderas de posidonia y protegida de la pesca de arrastre.
Lo importante para un ritual de hundimiento de una urna de cenizas en el mar no és ir lejos, sino tener tiempo para el ritual (y eso se hace con el motor apagado sin consumir).
Para quién escoge la despedida en el mar, el recuerdo memorial es precisamente haber disuelto las cenizas en el mar frente a la costa de una población concreta.
Este recuerdo tiene mucho que ver con el ritual de dispersión que hagamos, más allá de dejar pétalos de flores. Es importante que antes de contratar el servicio de dispersión de cenizas en el mar sepamos como se desarrolla este. No todas las empresas tienen la misma sensibilidad para facilitar el ritual.
En España, no existe la figura del celebrante funerario como persona que media y asume la dirección de una ceremonia funeraria.
En el mundo anglosajón, donde este figura profesional está reconocida, son personas que han recibido una formación acreditada.
El celebrante funerario dispone de habilidades para hablar en público, asistir al duelo o conocer las tradiciones fúnebres, entre otras. En definitiva, personas capaces de ofrecer un servicio funerario con compasión y sensibilidad.
Lamentablemente, en España, las funerarias no le otorgan a este papel más trascendencia que el de conducir la ceremonia de acuerdo con unos estándares que la misma empresa ha diseñado.
En los países con la figura del celebrante, este co-crea la celebración junto con la familia del difunto o con las preferencias del este.
El sepelio marino o náutico no es tan sólo un paseo en barco para en alta mar hundir o dispersar las cenizas del fallecido. El sepelio marino para cenizas debería enfocarse como un ritual de despedida como quizás lo haya sido ya el funeral propiamente antes de la incineración.
Para quién escoge la dispersión de cenizas en el mar, si previamente ha contratado la cremación directa, entonces el sepelio marino es el único ritual de despedida que se realizará.
La familia que valore un sepelio marino debería haber planificado el ritual o haber encargado el acompañamiento a una celebrante profesional.
Un sepelio marino con una ceremonia preparada y adaptada a la vida y convicciones del difunto conseguirá dejar el mejor recuerdo a la familia que ha visto perder su familiar.
En definitiva, es importante la embarcación que seleccionemos para que contamine lo mínimo, pero lo realmente trascendente es asumir: ¿qué vamos a hacer para organizar una despedida emotiva en el mar para nuestro ser querido?.