Un estudio sobre el ciclo de vida de diferentes tecnologías funerarias realizado en Holanda demuestra que hay tratamientos mortuorios más ecológicos que los convencionales (cremación e inhumación), pero que no son legales actualmente.

En el año 2011 una tesis doctoral de la Universidad de Groningen (Holanda) firmada por Elisabeth Keijzer, analizaba el impacto ambiental de diferentes tecnologías funerarias con la metodología del Análisis del Ciclo de Vida (The Environmental Impact of Activities after Life: Life Cycle Assessment of Funerals).

Estudio sobre el ciclo de vida de las tecnologías funerarias
Receptáculo donde se realiza la disolución del proceso de la hidrólisis alcalina

En este estudio se contabilizaban las evaluaciones del ciclo de vida (LCA) de las tecnologías funerarias evaluadas, y para ello se obtuvieron análisis de sensibilidad de los materiales de entrada en el proceso, de los modelos y de los métodos.

La autora quedó sorprendida por el resultado de los datos procesados con un software específico de análisis de ciclo de vida.

Su principal observación radica en que dos nuevas técnicas mortuorias: la criocremación y la hidrólisis alcalina, mostraban un impacto mucho más bajo que la cremación tradicional y la inhumación en tumba.

Otra conclusión era que el impacto ambiental de los funerales a escala holandesa no es alarmante. Sin embargo apreciaba que las nuevas tecnologías, en el momento no autorizadas en aquel país, permitían reducir los efectos sobre el medio ambiente de los servicios funerarios.

Finalmente, mostraba que a nivel local existe un enorme potencial de reducción del impacto ambiental de los servicios funerarios autorizados.

La misma autora amplió su análisis en un informe del mismo año que firmó para TNO, la Organización Holandesa para la Investigación Científica Aplicada, la cual difundió los datos del estudio para el público en general.

Cuando los holandeses se preguntan por las tecnologías funerarias
Westerveld, es uno de los cementerios privados más antiguos de Holanda (1888) y donde se construyó el primer crematorio en los Países Bajos (1913). Adscrito a la Asociación de Cementerios Significativos de Europa (ASCE).

El estudio de Elisabeth Keijzer hay que situarlo en un contexto muy claro y es la falta de suelo en Holanda. 

El país tiene una densidad de población (414 habitantes por Km2) y en el cual los cementerios padecen la misma problemática de agotamiento de espacio (en el año 2017 murieron en aquel país cerca de 150.000 personas, sobre una población de 17 millones).

Como en la mayor parte de los países occidentales los únicos métodos de disposición de un difunto es la inhumación, la cremación o la donación del cuerpo a la ciencia.

Aunque existen otras tecnologías como la hidrólisis alcalina y la criocremación, estas no están autorizadas por los gobiernos.


Holanda quiere ampliar los métodos de tratamiento funerario

La diputada holandesa neoliberal Monica den Boer, remitió a finales del 2018 una nota al Parlamento sobre la necesidad de modernizar los enterramientos y garantizar una disposición del difunto de mínimo impacto ambiental.

La mencionada diputada se ha referido a la necesidad de legalizar alternativas a la cremación con fuego como es la hidrólisis alcalina, el compostaje y la criocremación. 

El estudio de Elisabeth Keijzer apoya que se autoricen otras tecnologías, pero también que hay campo para mejorar los procesos funerarios actuales y bajar su impacto ambiental.

Den Boer es conciente que hay cuestiones culturales que no pueden soslayarse, sin embargo, también opina que hay nuevas tendencias que la legislación holandesa (y en otros países de Europa) no contempla.

El último retoque de la Ley sobre los servicios funerarios holandesa (Wet op de lijkbezorging) es de 1991, por lo que una actualización sería recomendable.

Análisis del ciclo de vida en los procesos

El alcance de estas investigaciones no se limitaba a las tecnologías fúnebres.  El estudio sugería formas para adaptar los procesos tradicionales con nuevo hábitos que mejoraran el impacto ambiental.

En la parte preliminar ya advertía que más allá del análisis global, en cada uno de los servicios funerarios se puede obtener una gran reducción cambiando los hábitos de los familiares de los fallecidos.

El valor de esta investigación fue el hecho de proporcionar nuevos datos para el conocimiento sobre las afectaciones ambientales de diferentes procesos en el ciclo funerario y proporcionar una importante información para la discusión sobre el impacto ambiental de los funerales.

Así que se consideran desde los hábitos de preparación del difunto pasando por las distancias recorridas, el período de entierro, la superficie ocupada, el combustible de cremación hasta el tipo de instalación de filtrado de los gases de combustión.


Prácticas funerarias mejorables

Quizás uno de los factores más importantes que incrementa el impacto ambiental es la aplicación del embalsamamiento la cual sin embargo no se tuvo en cuenta ya que está prohibido en los Países Bajos, pero que se reconoce es una práctica común en muchos otros países.

Con esta metodología para la evaluación ambiental de las tecnologías funerarias, el informe concluía que:

- la criocremación o ultrasecado con nitrógeno líquido y la hidrólisis alcalina tenían el menor impacto ambiental en todas las categorías del análisis del ciclo de vida excepto en la eutrofización de las aguas en que en la segunda tenía el mayor impacto de todas las opciones

- la inhumación en tumba tenía el mayor impacto ambiental en todas las categorías excepto en la eutrofización.

- la cremación convencional es la tecnología de un impacto medio respecto a todas ellas.

Curiosamente, el estudio no analizó el ciclo de vida de los cementerios en la naturaleza que existen en Holanda y donde se entierra directamente en el suelo.

A favor de un nuevo marco para el tratamiento mortuorio

Una de las conclusiones expresadas con más claridad en el informe de TNO es el impacto ambiental de los llamados precios a la sombra.

El informe observaba que para la hidrólisis alcalina, el precio a la sombra era prácticamente cero, mientras que para la inhumación en tumba era de 85 euros, para la cremación de 30 euros y para la criocremación de 10 euros.

Estos precios a la sombra era teniendo en cuenta que en todas las tecnologías se recuperaban los metales de las prótesis.

El informe de TNO se elaboró claramente para facilitar que el Ministerio de Asuntos Interiores holandés dispusiera de datos sólidos para impulsar un nuevo marco legal y legalizar nuevas técnicas de disposición mortuoria, algunas más recientes como la humusación

Desde la publicación del informe de TNO en 2011, el requerimiento de la diputada Den Boer (Diciembre 2018) es el primero al respecto, pero desde entonces el panorama funerario holandés sigue igual.

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