Es una certeza que un ejército de insectos, esencialmente, larvas de moscas, devoran el tejido blando de un cadáver animal. La entomología forense es una rama de la zoología que estudia la biología de insectos y otros artrópodos que se nutren de cadáveres.
Gracias al estudio de la sucesión de la fauna cadavérica se puede conocer con exactitud el momento de la muerte de una carroña.
El estudio de la sucesión de las poblaciones de insectos a medida que el cuerpo se descompone, es correlativo a los cambios físicos, biológicos y químicos que sufre un cadáver. Cada etapa de la putrefacción atrae una especie diferente de insecto.
Los artrópodos necrófagos y saprófagos que podemos encontrar en un organismo cadavérico varían según la región biogeográfica, la estación del año y el hábitat natural. De ahí que los estudiosos de la fauna necrófaga no tienen una tarea fácil.
Por ejemplo, en un estudio entomológico sobre la fauna cadavérica realizado en Aragón (1) determinaron ocho órdenes de artrópodos.
De estos identificaron un total de 73 familias y 273 especies pertenecientes a diferentes grupos: dípteros (92 especies), coleópteros (121) e himenópteros (49), entre otros.
El interés científico que aporta la entomología forense es indudable y este tipo de estudios regionales son de sumo interés (2).
La observación del ecosistema cadavérico debería ser una práctica habitual en el currículum escolar como lo es observar la germinación de una judía.
La sucesión de poblaciones de artrópodos que dependen de los cadáveres tiene que ver con sus peculariedades biológicas y las relaciones tróficas que se establecen en el ecosistema cadavérico.
Son numerosos los estudios entomológicos sobre los insectos relacionados con la muerte en un cadáver.
Uno de los primeros trabajos es del zoológo francés Jean Pierre Mégnin (1828-1905) que publicó en 1894 un libro titulado “La Faune des cadavres”. En este libro se describió por primera vez como tenía lugar la sucesión de insectos conforme se desarrollaba el proceso de descomposición.
Pero la entomología forense no tomará cuerpo hasta la publicación en 1978 del estudio de Marcel Leclercq (1924-2008) titulado Entomologie et Mèdecine Lègale. Datation de la mort (Entomología y Medicina Legal. Datación de la Muerte).
Posteriormente en 1986 del inglés Kenneth G. V. Smith con A manual of forensic entomology (Manual de entomología forense) publicará uno de los manuales más completos.
Artrópodos cadavéricos
Los zoológos distinguen a los grupos de artrópodos cadavéricos según su función:
1. Necrófagos: Son los que se alimentan directamente de los tejidos blandos de los cadáveres, entre los que se encuentran los sarcófagos, los que se alimentan de la carne y los tejidos blandos y los dermatófagos, si se alimentan de la piel. Habitualmente son dípteros (Calliphoridae y Sarcophagidae) y coleópteros (Silphidae y Dermestidae).
2. Necrófilos: Son las especies que se alimentan de los necrófagos, es decir, que se comportan como predadore; mayoritariamente se nuetren de larvas de dípteros, aunque también hay especies parásitas que utilizan a las larvas de los dípteros para completar su ciclo biológico. Incluye coleópteros como (Silphidae, Staphylinidae e Histeridae), dípteros parásitos y depredadores (Calliphoridae y Stratiomydae) e himenópteros parásitos de las larvas y pupas de dípteros.
3. Saprófagos: Se denominan así a los artrópodos que se alimentan de materia orgánica en descomposición y, dentro de este apartado destacan los que lo hacen de los líquidos y tejidos putrefactos cadavéricos. También hay los coprófagos, que son los que se alimentan de excrementos que han quedado en el tracto digestivo.
4. Oportunistas: Lo componen una notable diversidad de organismos que utilizan el cadáver como refugio o que simplemente lo aprovechan como lugar de paso.
Conocer la sucesión de artrópodos y otros organismos, permite a la entomología forenses una correcta estimación del intervalo post mortem (PMI). El PMI es el tiempo transcurrido entre el momento de la muerte y el hallazgo del cadáver. En los cálculos del PMI siempre se tiene en cuenta la temperatura ambiental donde se ha hallado el cadáver.
El olor de la muerte, lo identifica las sustancias que emiten los procesos microbiológicos de destrucción celular del cuerpo. Estas sustancias volátiles que viajan por el aire son el aviso para atraer a las especies de insectos necrófagos.
Las especies cuyo ciclo vital depende de los cadáveres serán atraídas para que se instalen en el cadáver recién muerto. Algunas moscas pueden detectar el olor de la muerte a distancias de más de quince kilómetros.
Varias familias de dípteros son los insectos de la muerte más estrechamente vinculadas a la descomposición. En concreto son las moscas comunes (Muscidae) y (Calliphoridae) y las moscas de la carne (Sarcophagidae).
Hablamos de moscas, pero en realidad lo que observamos sobre el cadáver son sus larvas parecidos a gusanos que son los que recubren la carroña.
El olor pútrido del cadáver atraerá a las moscas que depositarán sus huevos sobre su superficie.
Cada mosca deposita alrededor de dos ciento cincuenta huevos que eclosionan en veinticuatro horas, dando lugar a pequeños gusanos o larvas.
El trabajo de las larvas o gusanos de mosca
Las moscas ponen sus huevos en orificios como la boca, nariz, orejas o heridas abiertas. Las larvas, con la forma de gusanos, nacen a millares y comienzan a alimentarse agrupadas.
Las larvas aparecen a los dos días cuando el cadáver inicia la etapa del rigor mortis. La descomposición se caracteriza por una acidificación del tejido muscular., por eso las larvas de mosca empiezan pues por los sueros que desprenden los tejidos.
Curiosamente, el metabolismo digestivo del cadáver produce sustancias alcalinas por lo que la acción conjunta de la densa masa larvaria ubicada sobre el cadáver.
Ambos procesos terminan por neutralizar la acidez de la carne, permitiendo así empezar la digestión de la masa muscular.
Las larvas se alimentan sin tregua hasta que son lo suficientemente grandes como para alejarse del cuerpo para pupar. Entonces se convierten en moscas adultas, que repiten el ciclo.
La mosca de la carne llega un poco más tarde, pero compensan su tardanza ya que estas moscan dan a luz a larvas vivas, también en forma de gusanos, en lugar de poner huevos. Estas larvas de mosca se alimentan de la carne en putrefacción y se caracterizan por un índice de crecimiento notable.
Después de comer lo suficiente, estos gusanos engordados hasta un tamaño considerable, se alejan también del cuerpo e inician la metamorfosis y se transforman en moscas adultas.
Según el desarrollo de los gusanos o larvas de insectos, de la tipología de las especies de moscas, se pueden estimar con notable precisión el tiempo transcurrido desde la muerte o intervalo post mortem (PMI).
Las condiciones ambientales del entorno donde se inicia la descomposición (calor, frío, lluvia) pueden afectar la tasa de crecimiento de los gusanos y alterar el cronograma de desarrollo establecido.
Los escarabajos generalmente son los siguientes en llegar al cuerpo puesto que sus larvas disponen de piezas bucales masticadoras más robustas.
Los escarabajos llegan cuando los tejidos blandos del cuerpo empiezan a secarse y son más duros y las larvas de moscas no pueden consumirlos.
Con la aparición del ácido butírico en el cadáver aparecen los primeros grupos de coleópteros derméstidos como Dermestes maculatus.
Hay varias familias de escarabajos necrófagos que al igual que las moscas, su desarrollo completo depende del ecosistema cadavérico (etapa larval a forma adulta).
Los insectos de la muerte no se "turnan" educadamente. Diferentes especies se lanzan en el proceso.
Un festín de biodiversidad
Los insectos necrófilos atraen a depredadores y parásitos que se alimentan de las larvas presentes o parasitan sus cuerpos.
En cualquier caso, la sucesión de las poblaciones de necrófagos y necrófilos depende de factores ambientales y biogeoquímicos. La temperatura ambiental y la exposición al sol son determinantes.
La densidad poblacional de larvas de escarabajo que se desarrolla sobre un cadáver provoca que algunas de las envolturas de las pupas vacías queden atrapadas entre los restos.
Estas pupas vacías pueden conservarse durante siglos entre los restos cadavéricos. En algunas momias egipcias se han encontrado pupas vacías.
La etapa del intervalo post morten (PMI), un dato esencial para la ciencia forense, puede determinarse de forma precisa según las especies de insectos halladas.
La entomología forense o el estudio de los insectos de la muerte es básico para determinar el momento de la muerte de un resto cadavérico.