Los textiles funerarios de fibras vegetales que son biodegradables, como el lino, el algodón o el cáñamo, son los únicos que no contaminarán el suelo o la atmosfera. Las fibras naturales son las únicas que tanto en la inhumación como en la cremación no causaran daños ambientales al entorno.
Vestir a la persona fallecida es algo que vale la pena pensar con anterioridad al fallecimiento. Durante toda nuestra existencia vamos con el cuerpo cubierto de vestimenta (ya que el nudismo no forma parte de los hábitos de nuestra sociedad, aunque sí hay pueblos nudistas).
Actualmente, hay algunos proyectos innovadores de diseño textil en el ámbito funerario que animan a pensar que no es necesario vestir al difunto sino que la propia fibra contribuya a la desintegración en la naturaleza..
No siempre pensamos en los textiles desde su punto de vista del impacto ambiental que causa desde la obtención de las fibras hasta su confección. Los textiles que vestimos habitualmente los adquirimos más por el precio que por las calidades ecológicas del mismo.
Muy pocas veces nos fijamos o demandamos que las prendas que adquirimos dispongan de una ecoetiqueta (ecolabel).
Los textiles naturales pueden estar certificados y de este modo se garantiza que su impacto ambiental es mínimo. Vale la pena pensar en las consecuencias ambientales nocivas si el ropaje funerario así como los acolchados del féretro son de tejidos sintéticos y no biodegradables.
No es obligatorio vestir el cuerpo de un fallecido y podemos simplemente envolverlo en una simple mortaja a modo de sábana. Para ello no se precisa entonces más que una tela fina (no hay que proteger el cuerpo del frío) de una fibra natural como el algodón o el lino con el que cubrirlo.
Si además el destino final del difunto es la cremación, entonces es fundamental una buena elección del ropaje con el que vestir a la persona difunta. La quema de fibras sintéticas como los poliesters, microfibras, etc. generan emisiones tóxicas a la atmosfera.
La mayoría de las funerarias ofertan trajes convencionales de fibras sintéticas en su mayoría. La mortaja para cubrir el cuerpo o el vestido, si así lo deseaba la persona fallecida, es algo que podríamos demandar a la funeraria.
Lamentablemente, la mayoría de los sudarios textiles que se comercializan para el sector funerario son de fibras sintéticos. Así que el objetivo para garantizar un funeral natural es asegurarnos que el último ropaje sea de fibras textiles ecológicas y certificadas.
Ojo con el acolchado del ataúd
No debemos olvidar que también se encuentran fibras textiles en el acolchado del ataúd. Por este motivo es importante también fijarse si el acolchado del féretro que escogemos es de fibras naturales o de fibras sintéticas (que es lo más habitual por su textura brillante y sedosa como el raso, el satén, etc.).
Exijamos entonces que sea de acolchado con fibra natural y que nos muestre la ecoetiqueta del fabricante.
Los tejidos de fibras naturales certificados (con una ecoetiqueta o ecolabel) garantizan que todos los materiales accesorios utilizados en el proceso textil están libres de hasta un centenar de sustancias nocivas, como pesticidas, colorantes cancerígenos y metales pesados, entre otros
Las ecoetiquetas en general garantizan que la fibra textil ha sido elaborada con tintes naturales que generan menos alergias cutáneas.
A su vez las certificaciones de los textiles también avalan que su confección la han llevado a cabo respetando unas condiciones laborales dignas y, por tanto, libres de explotación laboral infantil y de adultos como sucede en la mayor parte de la industria textil convencional.
Existen diversas certificaciones textiles
Algunas de las principales marcas certificadoras de tejidos ecológicos son Global Organic Textile Standard (GOTS), Textile Exchange, Oeko-tex Standard 100, Blue Sign, Ecolabel y Global Recycle Standard. El interés por los tejidos naturales certificados todavía no ha llegado al sector funerario debido a la falta de presión del consumidor.
Las características de cada certificadora varían ya que las hay más estrictas en cuanto a los criterios ambientales, como Oeko-Tex y otras más permisivas.
Uno puede ver las características de cada una de ellas en los sitios webs de cada una. Oeko-Tex funciona desde 1992 y actualmente cuenta con 16.000 certificados STANDARD 100 vigentes en todo mundo.
Oeko-Tex se ha implantado en cerca de 96 países, China incluida, que es uno de los grandes exportadores de tejidos junto con India y Pakistán, países que lideran el ranquin con mayor número de certificados textiles.