Los cementerios deben ser integrativos y facilitar la diversidad en las creencias en lugar de que cada religión se construya su propio camposanto. Ya separamos los cementerios católicos de los protestantes en el siglo XIX y XX. Si se protegen la creencias religiosas, ¿por qué no se hace con las laicas?
Los cementerios concebidos como ciudades de los muertos, deben refundarse. Un cementerio no debería ser un lugar para llenarlo de lápidas de marmol o señas de propiedad, sino para que fueran un espacio de recuerdo memorial colectivo.
Los cementerios deberían ser lugares pfértiles ara renovar la vida en lugar de que ser almacenes de personas enterradas y convertir su recuerdo en naturaleza. Deberíamos impulsar un nuevo concepto de cementerio más natural, centrado en la fertilidad en todos los sentidos.