El antropólogo británico Geoffrey Gorer (1905-1985) publicó en 1955 un breve ensayo titulado: “La Pornografía de la Muerte". En este, argumentó que no nos atrevemos a hablar de muerte en público por miedo –al menos desde mediados del siglo XX.
Aquellas que no deben morir, es una propuesta teatral que convierte el escenario en lugar ideal para hablar de la muerte con una visión artística y a la vez reflexiva.
El jardín de la muerte de Hugo Simberg, una obra de arte singular pintada en una galería de la catedral de Tampere en Finlandia, retrata la muerte como esqueletos bondadosos dedicados a regar flores en tiestos frente a un bosque. Una preciosa alegoría de la muerte como renacimiento.
El beso de la muerte, una escultura icónica y Muerte y Vida un cuadro audaz donde se nos muestran visiones de la muerte que han conseguido ser inmortales. La muerte y el arte son dos realidades que tienen algo en común, el misterio e interpretan las emociones que experimenta el corazón.