La tanatopraxia es una práctica inadmisible por razones de salubridad pública e indigna para un cadáver. Sustituir los líquidos corporales naturales por productos químicos de alta toxicidad para el entorno y para los tanatopractores es un atentado ecológico.
No es lo mismo estar muerto que ser ya un cadáver. El diagnóstico de muerte no es fácil y hay errores. El muerto puede resucitar, el cadáver no. Algunos forenses advierten del vacío legal en la determinación de la muerte.
En las autopsias y la tanatopraxia se usan productos químicos peligrosos y tóxicos que liberan al medio ambiente contaminantes orgánicos tóxicos. Una realidad que debe conocerse.
Los cementerios se encuentran entre los paisajes modernos más tóxicos tanto por sus impactos ambientales inmediatos como continuos. El entierro en un cementerio convencional hace uno uso intensivo de recursos y puede incorporar productos tóxicos.
Bio Sac 200 es un producto ecológico único para facilitar la conservación transitoria, el acondicionamiento y embalsamamiento no invasivo. Es un producto que no contamina alternativo al tóxico formaldehído.
La tanatopraxia es el conjunto de técnicas y prácticas que se realizan sobre los cadáveres y engloba la tanatoestética, la tanatoplastia, la conservación transitoria y el embalsamamiento.
La tanatopraxia agrupa las técnicas que hoy se aplican a la conservación de cadáveres y sobretodo se utilizan para mostrar el cuerpo sin vida con una determinada consistencia. Esta práctica emplea productos altamente tóxicos