De aquí a la eternidad
Con curiosidad ilimitada y humor negro, en De aquí a la eternidad, la tanatopractora Caitlin Doughty, conocida por su vocación de sacudir a la industria funeraria como en su documental Eco-Death investiga la historia funeraria del mundo y examina diversas tradiciones, desde el Día de Muertos de México hasta el entierro en el cielo de la cultura tibetana y mazdeísta, que nos ayudan a ver nuestras costumbres mortuorias bajo una nueva luz.
La autora, ha viajado y conocido todo tipo de funerales y tradiciones de enterramiento. Y esta experiencia queda exquisitamente ilustrado por Landis Blair, el libro es un viaje hacia lo mórbido y desconocido, una historia sobre las muchas formas fascinantes en que la gente en todas partes ha enfrentado el desafío humano de la mortalidad.
En su particular vuelta al mundo, la autora busca a menudo el exotismo en las prácticas funerarias dado que estas ofrecen una transgresión que es importante para visualizar la muerte de otra manera.
Por ejemplo, en Colorado (Estados Unidos) visita Creston, único lugar de occidente donde se permite a los familiares cremar a sus seres queridos en una pira al aire libre, a veces con una sincrética ceremonia llena de elementos que buscan recrear un ambiente primitivo u oriental. En las Célebes, en Indonesia, nos relata como algunas familias mantienen en su casa el cadáver momificado del difunto durante años; En La Paz (Bolivia), narra como la gente rinde culto, da cigarrillos y pide deseos a las calaveras de sus antepasados, en una particular fiesta anual. En Barcelona, visita el tanatorio y las instalaciones de una funeraria y contrasta el servicio funerario casi exprés con el norteamericano.
El objetivo de Doughty no es recopilar costumbres escabrosas para escandalizar, sino intentar describir aquellos hábitos mortuorias que nos ayuden a encontrar nuevos planteamientos para nuestras prácticas funerarias. Se lamenta de la dificultad por aceptar la muerte y reivindica que los muertos se tienen que velar, el tiempo que haga falta.
Está convencida de que puede haber una buena muerte es decir aquella que permite afrontarla con cariño ya que forma parte de la vida. El libro recoge sorprendentes ilustraciones de Landis Blair que ofrecen una visión mordaz de los relatos del libro.
Un buen libro para reflexionar sobre las convicciones que uno tiene de la muerte que con la ayuda de las ilustraciones de Landis Blair hacen de este libro en una particular obra de arte. En cualquier caso reivindica la importancia de conocer las tradiciones funerarias ancestrales siempre que ayuden a aceptar la muerte como algo noble.