El compostaje de difuntos o reducción orgánica natural es una alternativa a la inhumación y la cremación convencional de un cadáver humano. De momento, este tratamiento sólo está legalizado en Estados Unidos, bajo la denominación de reducción orgánica natural o recomposición.
En Europa ya se practica en varios lands de Alemania con la denominación de reerdigung (reentierro). Una fundación belga promueve la llamada humusación o proceso de compostaje humano natural.
El compostaje del cuerpo difunto como método de tratamiento post mortem ofrece un menor impacto ambiental y permite en poco más de dos meses reducir el cadáver a compost o tierra fértil. Este método evita el uso directo de combustibles fósiles como sucede en la cremación y no consume espacio de la tierra como en un entierro en cementerio.
El compostaje también evita el uso de materiales intensivos en energía y materias primas como el hormigón para los nichos o tumbas o la madera noble empleada en los ataúdes de lujo que se utilizan a menudo en el entierro convencional o incluso en la cremación.
La legalización del compostaje humano o reducción orgánica natural (NOR o natural organic reduction, en inglés) para cadáveres humanos como tratamiento post mortem, ha estimulado la oferta del servicio funerario por parte de diferentes empresas en los Estados norteamericanos .
Evidentemente, el compostaje humano utiliza considerablemente menos energía que el entierro en nicho o tumba de cementerio o la cremación. Además, como proceso permite una personalización más íntima del rito de despedida por parte de cada familia.
Los huesos también acaban compostándose ya que son en gran parte una matriz fibrosa de colágeno, que impregnan el fosfato de calcio estructural. El fosfato de calcio no es atacado por microorganismos, pero reacciona fácilmente con los ácidos húmicos y, por tanto. se descomponen más rápido en suelos turbosos (ácidos) y bien aireados.
La legalización del compostaje humano o natural organic reduction se va extendiendo en Estados Unidos. El resultado es la aparición de nuevas funerarias que ofrecen rituales específicos.
En el Estado de Washington tras su legalización aparecieron ya tres empresas, Recompose (la promotora) y luego Earth y Herland Forest. Todas ellas han diseñado su propio compostador en el cual se crean las condiciones ambientales necesarias para transformar los cuerpos difuntos en suelo rico en nutrientes.
En el Estado de Colorado, el segundo en autorizar el sistema, empezaron dos empresas. La empresa Return Home lo denomina Terramation™ y la otra empresa,The Natural Funeral denomina a su proceso de compostaje Chrysalis (Crisálida).
En todos los casos el proceso de compostaje el cadáver humano se envuelve con alfalfa, paja, aserrín y se le insufla oxígeno. El proceso de compostaje durará unos dos meses.
El humus resultante se filtra en busca de elementos inorgánicos y se coloca en un otro recipiente para que repose otros 30 días. El hermoso suelo que se genera durante el compostaje queda entonces listo para usarlo como fertilizante en el jardín de la familia o para ser esparcido en una zona de bosque memorial.
Poco a poco se van sumando legalizaciones de este nuevo sistema de tratamiento post mortem y nuevas empresas funerarias diseñan sus propios rituales. Ya sólo falta esperar que este impulso dado al compostaje humano en Estados Unidos facilite su legalización en Europa.
Desde Funeral Natural creemos que, tanto si es un compostaje en cápsula (reducción orgánica natural) o depositado en el propio suelo (humusación), lo que hay que legalizar en Europa es el compostaje humano como proceso de tratamiento post mortem.
La legalización del compostaje humano como técnica funeraria, por el momento esta técnica está autorizada ya en tres lands de Alemania. El compostaje humano permite atender la inquietud de las personas con mayor sensibilidad ecológica.
Desde luego, sea de una forma u otra, es decir dentro de un recipiente adaptado o en el suelo, el compostaje es la descomposición aeróbica (con oxígeno) microbiana. Un proceso limpio e inodoro, algo que no sucede en la descomposición anaeróbica que se da en la inhumación en cementerio.
Lo importante es que un cadáver gracias al oxígeno del proceso de compostaje puede convertirse en suelo fértil, en humus útil para generar nueva vida vegetal en la tierra.
El compostaje humano es un proceso biotecnológico que se caracteriza por ser bastante rápido y además es menos intensivo energéticamente que la inhumación o la cremación.
A día de hoy hay suficiente literatura científica y experiencia de campo tanto en el compostaje humano, como también en el compostaje de animales de granja. La experiencia acumulada en el uso de esta técnica de tratamiento post mortem ha demostrado sobradamente que el compost obtenido sale higienizado, libre de patógenos y se obtiene un sustrato lleno de fertilidad.
Por tanto, no hay excusas de que falta investigación sobre el tema. Tan sólo hay que vencer el obstáculo político (neutralizar la presión de los lobies funerarios) para que el legislador apruebe el compostaje humano como proceso de tratamiento post mortem. Una realidad, que como hemos explicado ya es posible en diversos estados de Estados Unidos.
La reducción orgánica natural o compostaje humano se basa en un proceso biotecnológico y, por tanto, se acelera la descomposición aeróbica, la cual se consigue en poco más de dos meses.
El cuerpo se introduce en un recipiente metálico giratorio que contiene materia vegetal que envuelve al cadáver y al cual se le inyecta aire húmedo templado para facilitar los procesos microbianos con oxígeno propios del compostaje.
La humusación, la iniciativa belga que lo propone, aunque se inspira en el proceso del compostaje, se lleva a cabo en contacto con el suelo (zona de vida de los humus).
Por tanto el proceso requiere de un espacio natural y no de un "compostador" y es algo más lento (unos doce meses). Los promotores argumentan que su proceso es menos intensivo en energía.
La humusación y la reducción orgánica natural o recomposición no se pueden considerar como sinónimos, aunque ambos se basan en el proceso del compostaje y, por tanto, tienen puntos en común.
Al final del proceso de humusación se obtiene un metro cúbico y medio de humus o sustrato vegetal higienizado y fértil. La familia podrá recuperar unos 15 litros (1 %) de este compost para plantar un árbol en un bosque memorial o lo que estime conveniente.
En ambos procesos al finalizar el compostaje, el resto de compost se empleará como fertilizante para plantar árboles y regenerar suelos dañados. Antes hay que retirar las prótesis y los huesos (esencialmente fosfato cálcico) convertirlos en polvo que se puede mezclar con el fertilizante obtenido.
El compostaje de cadáveres humanos respeta la dignidad del cuerpo difunto. Este se envuelve en una mezcla de materiales vegetales y el resto lo hacen los microorganismos.
El compostaje humano es un proceso compatible con las creencias religiosas más habituales ya que respeta al cien por cien los principios éticos que se aplican a la cremación o la inhumación en tumba o nicho.
El proceso de preparación del cadáver para el compostaje humano, tal y como se puede observar ya en Estados Unidos donde se ha legalizado, permite ofertar rituales funerarios alternativos e inspirados en el retorno a la "tierra".
El paso necesario para implantar el compostaje como proceso fúnebre es empoderar a la ciudadanía. Sólo cuando las personas reclamen la implantación del compostaje como método de inhumación, este se legalizará.
En definitiva, el compostaje humano abre la puerta a nuevos rituales fúnebres que permiten que la materia orgánica del cuerpo difunto sea convertida de fertilidad para nutrir los suelos y conservar la naturaleza.