El funeral es a menudo el último tema sobre el que uno quiere pensar... Hay un punto de superstición y muchas personas creen que adentrarse en cómo podría ser nuestra despedida es llamar la atención a la Muerte. 

Vivir el presente aquí y ahora es esencial, pero no lo es menos dejar preparadas algunas cosas para los que quedan, dado el carácter impredecible del propio deceso.

Reiteramos una vez más la importancia de detallar nuestros deseos para la ceremonia de despedida, no sólo en lo más material (ataúd, urna, flores o no, etc.) sino sobretodo también en lo inmaterial (en qué lugar, cómo queremos que sea el ritual, etc.).

 

Facilitar lo dfícil para los que quedan

A día de hoy y ante las amenazas de que se impongan nuevas restricciones sociales por la plandemia, es evidente que todavía es más importante valorar cómo queremos nuestra fiesta de despedida del mundo terrenal.

Cada cultura tiene sus ritos fúnebres, pero hay una realidad incontestable. Cuando el vivo prepara a los suyos para su despedida, esta siempre es más fácil de integrar. En toda partida de un ser querido hay el dolor natural derivado de la pérdida. Sin embargo, un buen proceso del duelo depende en gran medida de como se diseña el ritual fúnebre.

Cuando hablamos de facilitar el funeral supone hacer la inmersión de imaginar aquello nos gustaría y el cómo celebrar un ritual que pone fin a la culminación de la vida física.

Un funeral no es más que una reunión de personas próximas o amadas por y del fallecido. Así que en vida podemos diseñar esta fiesta de despedida siguiendo las pautas de la tradición o directamente adaptándola a nuestra cosmovisión.

Algunos de los trámites y operaciones para dar disposición final al cuerpo del fallecido le corresponde a las funerarias, pero el margen para fijar nuestras condiciones en la ceremonia son absolutas.

Esta es una realidad que no podemos olvidar. Por eso, para evitar que los familiares o próximos deban decidir de acuerdo con el catálogo fúnebre de la temporada, podemos elegirlo y diseñarlo en vida. El objetivo: facilitar lo difícil para que sea fácil para los que quedan. Vaya, un acto de amor.

Déjalo dicho y ponlo por escrito

No existe en nuestro país una garantía legal para que se respeten las voluntades en el ritual de despedida, como sucede con la atención médica que queremos al final de nuestros días (las llamadas últimas voluntades).

De ahí que sea necesario pactar en vida con los familiares cercanos cómo queremos nuestra despedida. Esto se lleva al extremo, por ejemplo, en la película Un mundo normal. Precisamente, para no crear distorsiones entre los miembros de la familia lo mejor es comentarlo y dejarlo por escrito y acordado.

Precisamente, en esta película la madre de la familia sólo expresa que quiere ser hundida en el mar al hijo mayor y esto crea parte del enredo de esta comedia negra. Así que de haber expresado su voluntad respecto a cómo quería el funeral a todos los hijos, todos hubieran podido ir a una como sucede en Captain Fantastic.

Vivimos en un mundo donde la muerte está por todas partes y sin embargo. en lo personal la ignoramos como si no existiera. Es sin duda un contrasentido. Por eso, hay movimientos como el de la Muerte Positiva. Movimientos sociales que invitan a que la muerte deje de ser un tabú.

Simplicidad y ecología, la mejor elección

Para organizar un funeral simple y ecológico basta tan sólo tener claro donde se producen los impactos ecológicos en un ritual como este. 

No tiene sentido que para ser incinerado, el cadáver viaje en un féretro de madera noble y con el interior acolchado con todas las "comodidades". Tampoco lo tiene encerrar un ataúd de madera de gran calidad en un nicho o tumba.

La opción de la cremación directa, por ahora, es la que permite organizar el ritual con las cenizas en un fecha y lugar de agrado para los afectados, especialmente si no se es fiel de ninguna religión.

Pero también en un funeral convencional en tanatorio y/o iglesia nos permite escoger simplicidad y ecología. En primer lugar se puede rechazar cualquier preparación del cadáver más allá del maquillaje en el rostro.

El ataúd, la pieza clave de cualquier funeral puede de madera certificada mientras no se comercialicen los de cartón.

Las flores puede ser un simple ramo silvestre preparado por la familia (no es obligatorio poner una corona floral fúnebre) o se pueden escoger plantas vivas en macetas, etc.

El recordatorio no tiene porqué ser una postalita impresa perecedera, sino algo vivencial, un gesto, una experiencia, que no se olvide. Diseñar un ritual fúnebre simple y ecológico puede ser estimulante.

Una despedida es una despedida

Hay un proverbio persa que invita a recordar que el día en que uno nace todos reían y tu llorabas, por tanto, hay que vivir de tal manera que cuando uno muere todos lloren y tu rías.

Uno puede reírse y estar alegre desde la tumba viendo que a pesar del dolor de los que permanecen, todo está bien organizado y se desarrolla tal y como uno quería.

Primero, como ya hemos avanzado, en lo que se refiere a lo más material, podemos escoger productos fúnebres básicos y seleccionar sólo los imprescindibles y aquellos más ecológicos  (urnas, ataúdes, limusina fúnebre híbrida o eléctrica, etc.).

Pero lo que determina el contenido emocional de un funeral es lo inmaterial (la música, las intervenciones de allegados, los gestos, el propio diseño del ritual).

Despedirse con imaginación es el mejor regalo que podemos hacer a nuestros seres queridos.

En este momento en que se han establecido restricciones en todos los actos públicos en todo el país, entre ellas, la no celebración de velatorios y funerales abiertos para evitar contagios, sólo la imaginación puede superar estas limitaciones.

La despedida final no puede repetirse

Cada uno de nosotros somos dueños y conocedores de nuestros propios procesos vitales y, a nosotros nos corresponde decidir como organizar la despedida para el mejor duelo posible de los que dejamos. Seamos claros, en España no hay tradición ni profesionales para organizar ceremonias de despedida con corazón.

Sin embargo, hay ya algunas empresas que "no lloran la muerte sino que celebran la vida" y organizan funerales personalizados, íntimos e incluso con ceremonias recreando los mejores momentos del fallecido.

Entre sus propuestas recurren a ambientes poco convencionales como puede ser en una pista de deporte, en el mar, o un teatro. En definitiva, una despedida para ser recordada por los que querían al fallecido tal como era.

Una serie de televisión El cielo puede esperar ha explorado, desde lo fantástico, con una cierta ironía, como adentrarse en una despedida sincera de un ser querido. En nuestras manos pues está imaginar en vida nuestra despedida. Al fin y al cabo, sólo podemos hacerlo una vez.

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