En España y Europa en general sólo están autorizados como tratamientos funerarios post mortem la inhumación en cementerio y la cremación. Ambos tienen un fuerte impacto ambiental. El compostaje de cadáveres humanos es una biotecnología oxidativa mucho menos contaminante e intensiva en energía que la cremación.
En esta visión aportamos datos para impulsar la legalización del compostaje humano como opción funeraria. En Estados Unidos la llamada reducción orgánica natural o compostaje humano ya se ha autorizado en varios estados.
Si hubiera voluntad política real por reducir el impacto ecológico de la industria funeraria el compostaje humano podría implantarse de inmediato.
Lamentablemente el término compostaje (también humusación para una fundación belga) no siempre es bien comprendido y no tiene nada que ver con inhumar directamente en el suelo sin más.
El compostaje no es una putrefacción sino un proceso que genera materia orgánica fértil. Implantar el compostaje humano como tratamiento funerario es una de las opciones más ecológicas, baratas y respetuosas con el entorno y el cuerpo del fallecido.
¿Pudrirse o no pudrirse? esta es la cuestión. Una cuestión en la que quizás entendemos el vocablo, pero no su verdadero significado. Se pudre cualquier animal o vegetal al morirse, al apearse de la vida.
Pudrirse es convertir los materiales biológicos orgánicos en una fermentación de sus componentes bioquímicos, y que realizan bacterias anaerobias. La descomposición es un proceso natural que libera gran cantidad de gases sulfurosos y sirve también para atraer a otros agentes descomponedores o carroñeros (especialmente moscas y escarabajos o aves carroñeras si las hay).
Uno se puede podrir bajo tierra o en superficie y como todo proceso bioquímico, la duración de este varía según las condiciones ambientales, especialmente, de la temperatura y la humedad. A más temperatura y humedad más rápido se da el proceso.
En cambio, compostarse requiere de una pequeña intervención humana. Para compostar el cadáver de un ser vivo animal hay que envolverlo en material celulósico, airearlo y humedecerlo.
La aeración del cadaver permite el crecimiento de agentes microbianos que con oxígeno descomponen la materia orgánica. El proceso de compostaje pues así se realiza adecuadamente y no produce malos olores como en la putrefacción.
El compostaje es un proceso biotecnológico muy bien conocido por los expertos y experimentado durante las últimas décadas en el procesado de cadáveres de ganado del cual hay numerosos estudios técnicos y académicos.
El desconocimiento popular de cómo funciona el compostaje es el primer escollo para que este proceso biotecnológico, eficiente, limpio y rapido pueda aceptarse también para el tratamiento funerario post mortem de cadáveres humanos. Curiosamente, es un proceso incluso más respetuoso que la inhumación en términos de dignidad.
Si valoramos la necesidad de que en el ritual funerario seamos más ecológicos, entonces el compostaje es la fórmula más limpia, rápida y responsable de convertir un cadaver en humus para fertilizar la tierra. Y esta es una buena razón para autorizar el compostaje humano como método de tratamiento funerario post mortem. Por eso hay entidades en España que impulsan la legalización del compostaje humano.
Un horno crematorio es una instalación para el tratamiento funerario post mortem altamente intensiva en energía y emisiones. Los restos del proceso de cremación son cenizas las cuáles se componen de fosfato de calcio y otros compuestos minerales menores, como sales de sodio y potasio.
El azufre y la mayor parte del carbono que compone el cuerpo humano se eliminan como gases oxidados durante el proceso, excepto entre el 1% al 4% del carbono que queda fijado como carbonato en las cenizas.
Los restos cremados o cenizas contienen fragmentos de huesos carbonizados y en algunos casos materiales metálicos procedentes de posibles prótesis (que se recuperan para reciclar al finalizar la cremación). Los restos óseos son pulverizados para dar homogeneidad a las cenizas que se entregan a la familia.
Por tanto, las cenizas de un cadáver humano incinerado es una mezcla de sales minerales de magnesio, fósforo, carbono y calcio. Estas sales minerales pueden ser nutrientes para las plantas, aunque sólo convenientemente mezcladas con aporte de humus orgánico o tierra vegetal.
Las cenizas procedentes de la cremación son, por tanto, un material inorgánico que no puede ser empleado directamente como sustrato para plantar árboles sin el aporte orgánico del humus o tierra vegetal.
El compost es un producto que se obtiene, como se ha explicado, de la descomposición de diferentes materiales de origen orgánico con presencia de microorganismos aeróbicos. Por este motivo, el compostaje no genera olores, lixiviados ni emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero.
El proceso por el que se obtiene el compost se denomina «compostaje» y para ello la materia orgánica a descomponer se somete a un tratamiento de oxidación biológico controlado (1).
Es decir, controlando la oxigenación, la temperatura, la humedad y el pH, se consigue obtener un producto orgánico con una buena relación C/N (carbono/nitrógeno) y higineizado o libre de patógenos.
El compostaje de materiales orgánicos, incluidos los cadáveres y restos animales, es fácíl de realizar, ya que basta con ubicar el material en un área confinada aireada y luego simplemente dejar que el proceso se desarrolle por sí mismo.
El compost es un material parecido a la tierra, fértil y lleno de nutrientes procesados por los microbios. La ventaja del compost es que su fertilidad es directamente absorbible por las plantas ya que sirven como nutriente para su crecimiento.
Según la maduración del compost ,este puede emplearse en más o menos proporción como fertilizante para las plantas. El compost, como producto orgánico, es también el inicio del proceso de creación del humus (2).
Tanto el compost como el humus se forman con material orgánico en descomposición. "Orgánico" significa que contiene el elemento carbono, por lo que se considera material orgánico tanto los materiales vegetales como animales.
El compostaje de cadáveres animales ha permitido obtener una importante experiencia científica la cual ha servido para facilitar el compostaje de cadáveres humanos de forma digna, rápida y con absoluto respeto.
El compostaje o la humificación requieren de proporciones adecuadas de carbono/nitrógeno. Por eso, en el compostaje humano el cadáver se rodea de material rico en carbono como restos de plantas, de madera, etc.
El resultado final del proceso del compostaje gracias a los procesos de descomposición aeróbica es la obtención de materia orgánica, la cual es un factor clave en la salud y la fertilidad de un suelo sea agronómico o forestal.
Por eso, el compostar un cadáver humano se considera como uno de los procesos de tratamiento funerario post mortem más ecológicos y respetuosos con el entorno y la propia vida humana.
Actualmente, en España solo hay autorizados dos tratamientos funerarios post mortem: la inhumación en cementerio y la cremación. Ambos procesos funerarios han sido respaldados por la tradición cristiana mayoritaria de este país.
Pero adentrémonos en el tema. En la tradición cristiana los restos cadavéricos de la putrefacción y la cremación son acordes con el mensaje de la Biblia según los teólogos. En la Biblia se cita que: “Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente” (Gen 2:7), y se completa unos versículos más adelante con “Polvo eres y en polvo te convertirás” (Gen 3:19).
Por tanto, ambos procesos, la inhumación y la cremación cumplen con la visión del verso bíblico. Sin embargo, la cremación no fue aceptada como práctica cristiana más que recientemente.
Las críticas de tipo religioso lanzadas en Estados Unidos a raíz de la autorización del compostaje, intentan frenar la implantación de este proceso ecológico y digno. Su argumento principal es que no se da un trato digno al cuerpo difunto.
Curiosamente, el cuerpo difunto en el compostaje se deja reposar dentro de la cápsula donde se da el proceso, como en el nicho donde se pudre el ataúd con el cadáver dentro.
El producto final del compostaje humano es precisamente un material parecido a la tierra, estructurado, limpio e inodoro y que cumple con el mandato bíblico. Eso sí, el compostaje humano tiene la particularidad de generar más material fértil que la cremación.
El proceso del compostaje humano tal y como se está tratando en Estados Unidos, se inicia depositando el finado dentro de una cápsula o recipiente envuelto con materiales vegetales y se deja entre dos y tres meses para que se descomponga y convierta en compost.
Es un ritual respetuoso que deja que el cuerpo se descomponga naturalmente, aunque con presencia de oxígeno. Es un proceso lleno de dignidad en el que el cuerpo fallecido reposa al igual que si se inhuma en un nicho. El compostaje humano, respira nobleza y facilita que los restos mortales puedan reincorporarse a la naturaleza como sucede en un enterramiento natural.
En la cremación los restos óseos se trituran y en la inhumación se retiran y luego se colocan en un espacio común. En definitiva, la crítica de líderes cristianos y de otras religiones, sólo puede comprenderse por la ignorancia de cómo es la realidad de los tratamientos post mortem.
Algunos líderes cristianos argumentan que el compost no es viable depositarlo por la cantidad que se genera en el cementerio como obliga la directriz del Vaticano para la deposición de las cenizas. Pero, para dejar el humus obtenido después del compostaje de una persona cristiana, no se precisa más que una área dentro del camposanto donde esparcirlo como se hace con las cenizas.
En Estados Unidos, las empresas de compostaje humano están estableciendo acuerdos con espacios naturales protegidos para que la familia pueda dejar el compost en la naturaleza. Recompose, lo ha hecho con una zona protegida cercana a su área de influencia.
En cualquier caso, autorizar el compostaje no es obligar a nadie que para sus creencias no sea aceptable. Autorizar o legalizar una opción no es obligar.
Autorizar el compostaje humano, como ya se ha hecho en Estados Unidos, simplemente amplia los tratamientos funerarios post mortem. Por tanto, sólo añade una opción más para quiénes piensan que la conservación del planeta es importante, incluso después de morir.
El proceso del compostaje humano puede que no sea aceptable para determinadas creencias, pero estas ya disponen de la inhumación en cementerio y la cremación. En cambio el compostaje humano es una alternativa para las personas que creen importante la protección del medio ambiente.
Cada vez más, cuando se quieren dar opciones para ambientalizar los funerales, la más estandarizada es sugerir plantar un arbol junto a las cenizas de la cremación.
Es una de las opciones de green washing que ofrece la industria funeraria actual para desviar la atención sobre el impacto ambiental de la cremación.
Muchos cementerios municipales ya disponen de espacios adecuados para esparcir cenizas e incluso para plantar árboles sobre las cenizas enterradas (como opción de pago).
Así mismo, ya son varias las urnas funerarias diseñadas para garantizar el crecimiento del árbol sobre las cenizas. Algunas incluso con alta tecnología controlada desde un smartphone: la Sempervirens, la Bios Incube Lite, la Poetree.
Y sin embargo, todo es para admitir que la cremación, aunque con la cremación directa se puede ahorrar energía y emisiones tóxicas, también puede facilitar un acto emocional y ser una práctica sustitutiva de otras opciones.
Pero esta no es la cuestión. Sin duda, plantar árboles sobre las cenizas es una actividad memorial interesante. Sin embargo, la cuestión es que la "fertilidad" más ecológica no reside en las cenizas de la cremación, sino en el humus obtenido en el proceso de compostaje.